"Principios rosacruces para la sanación"
-Introducción-
Antes que nada es importante saber que la Vida no puede alargarse; en todo caso, mejorar su Calidad.
El miedo a la muerte es irrelevante pues todos tenemos que morir y tenemos un lugar y una hora fijados y que nada ni nadie puede conocer de antemano.
Dicho lo cual, el miedo a morir es algo infundado, dado que se trata de algo que va a suceder y que nadie puede evitar.
La Muerte es una mera transición, instantánea, de una vida en un mundo determinado a otra vida, en otro Mundo. Cuando alguien muere no posee consciencia de haber fallecido. En el mismo instante de, la muerte en un Mundo, se produce el vivir, consecutivamente, en otro Mundo nuevo.
No tiene sentido salir de casa obsesionado con que nos puede caer una cornisa, cogeremos alguna infección o nos atropellará un auto al atravesar la calle o esperando en la parada del autobús.
La Muerte llegará en el momento y lugar que nosotros, nuestro Espíritu Eterno e Inmortal, hallamos definido en la Cocina del Destino.
Es inútil cualquier tipo de precaución o protección si nos ha llegado la hora de partir. Por el contrario, es igualmente inútil buscar la muerte, si ésta no está programada para nosotros. Da lo mismo las veces que nos pongamos ante el tren, nos tiremos de un décimo piso, nos cortemos las venas. Siempre algo saldrá mal y la muerte no llegará, salvo que coincida en tiempo y forma con nuestro Destino. Lo màximo que nos podrá suceder es quedar tetrapléjico o entrar en coma con el fin de que no se vuelva a intentar.
Eso es algo que la Rosacruz y los rosacruces conocen. Por lo tanto, cualquiera que lo invite a prolongar su vida con algún elixir de la vida eterna es un impostor y le estará engañando.
Otra cosa es mejorarla, con el fin de impedir que el dolor sea nuestro eterno compañero y en eso sí que puede ayudar, la Rosacruz como los rosacruces; de hecho es la principalísima causa de su existir. Viajar por el Mundo y curar a los enfermos de firma gratis y altruista
Si acudimos a un Rosacruz para que nos enseñe magia, astrología, Cábala y tarot, nos dirá, tajantemente, que él no puede enseñarnos tales cosas y nos remitirá a algún otro lugar; ahora bien, si el motivo de aprender dichas disciplinas es con el único fin de ayudar al prójimo para mejorar su calidad de vida, indudablemente, nos atenderá y nos acogerá bajo su pedagógica sombra.
Por lo tanto, es importante conocer lo que los rosacruces pueden o no hacer. La Rosa Ruiz no es una Escuela para aprender una profesión con la que ganarnos la vida. Aquí no se les enseñará hipnosis. Reiki, nutrición, herboristería, kinesiología u homeopatía, para que usted monte un negocio.
En todo caso, se le podrán ofrecer pautas rosacruces para que usted ayude, desinteresadamente, a los enfermos, ya sean físicos o mentales, que acudan a usted. Esas pautas estarán cargadas, probablemente, de magia, tarot, astrología, tarot, herboristería, Reiki, kinesiología y…
Es importante conocer esto, mediante la presente introducción, para que nadie se llame a engaño y no piense que en éste lugar lo podremos egresar de médico, enfermera, hipnotista de feria o fisioterapeuta.
Solo se le ofrecerán breves pautas, a modo de llaves para que su Ser Interno le abra los archivos correspondientes que pudieran llegar a convertirlo, si es merecedor, en un verdadero médico Rosacruz. Un médico tanto del Cuerpo como del Alma; pero ese médico siempre estuvo con usted. Tan solo debe de invitarlo a salir a la luz para que el Poder Sanador de la Rosacruz se manifieste en éste Mundo. Y esa manifestación puede ser de mil y una meras. Desde las formas corrientes de la Medicina Tradicional como de esas otras que pudieran ser más estravagantes como la Curación a distancia o mediante la invocación del poder sanador de los médicos rosacruces y sus auxiliares invisibles.
Para finalizar esta introducción, decir que no es el médico, el chamán o el brujo quienes curan. Por lo tanto, tampoco lo rosacruces. Ellos inducen en sus pacientes la apertura del propio poder sanador de los enfermos.
En realidad, el propio médico y la medicina, se encuentran en nuestro interior, sirviendo estos como meros catalizadores o coadyuvantes del propio poder sanador que todos llevamos en nuestro interior. Poder sanador que, como hemos dicho, sirve para mejorar la calidad de los enfermos, no para que no les alcance la muerte, lo cual es una imposibilidad manifiesta.
Por otro lado, para finalizar, es importante que se haga ver a los enfermos terminales que la muerte es una fuerza liberadora y que, por lo tanto, no deberíamos de enfrentarla como a nuestra enemiga sino, todo lo contrario, como a la salvadora que nos librará de dolores y pesares para darnos paso a una nueva vida de calidad superior.
Aralba Pensator Minister, Frater R+C