domingo, 26 de noviembre de 2017

Tratado de Culturismo


Introducción


Hacia un Tratado del Culturismo... 


La Palabra Culturismo procede del francés y está compuesta de un sustantivo: Cultura, y un sufijo: Ismo que significa Doctrina o Disciplina.

Según su origen, como se puede desprender de la etimología, el Culturismo original poca cosa tiene que ver con el actual Body Building "Construyendo el Cuerpo" que propugna tanto la IFBB "Federación Internacional de Body Building" como otras instituciones minoritarias que se centran, en exclusiva, en el Físico Culturismo o Cultura Física, excluyendo de forma intencionada la parte de Cultura que corresponde a la mente; es decir, tanto el desarrollo emocional como intelectual.

El Culturismo, tal y como se pensó en origen, no era otra cosa que una novedosa forma de vida inspirada en el renacimiento de Leonardo y Miguel Ángel y, sobre todo, en la Grecia clásica de Aristóteles y Platón, donde en las escuelas o gimnasios, se desarrollaba tanto la filosofía como los cuerpos atléticos.

Se trataba de crear un modo de vida integral donde tanto mente como cuerpo progresaran de un modo equilibrado y paritario "Ment Sana in Córpore Sano" Donde la razón dirigiese tanto la construcción del intelecto como de su envoltura, el Cuerpo.

Un Culturista de principios del siglo XX no era otra cosa que un instruido "Gentleman" un Caballero en toda regla que, además de su erudición intelectual, practicaba el altruismo entre los más necesitados sin abandonar las naturales prácticas deportivas y atléticas, entre las que se encontraría, como una más, la novedosa disciplina de la musculación con pesas y otros aparatos. Por lo tanto, vemos que el Culturismo es mucho más que el body building o el fitness de la actualidad.

Se trata de un modo de vida muy alejado de lo que, de forma errónea y perversa, hoy se denomina como Culturismo y Físico Culturismo; donde lo que priman, casi de forma única, son el desarrollo muscular y una estética masiva y de extraordinaria definición corporal. Esto, por sí solo y mediante la competitividad contra otros, acompañado de esteroides, anabolizantes y otras drogas farmacéuticas, conduce invariablemente hacia el narcicismo y el hedonismo; es decir, a pensar que todo el Universo gira alrededor nuestro y que todo sirve para conseguir nuestro único y omnímodo objetivo: Ser los mejores, tanto en masa como en definición muscular sin importar demasiado si hablamos o nos comportamos con la debida corrección, entre otras cosas. Esto, generalmente, conduce a la construcción de un fuerte, grande y supuestamente bello estúpido, vacío e ignorante.

Si hay algo evidente y que el Culturismo nos enseña es: que un Cuerpo enfermo no puede contener una mente sana y que una mente enferma no está capacitada para conducir un Cuerpo sano. Se trata de un binomio indisoluble donde solo un punto de equilibrio puede proporcionar un desarrollo integral del Ser Humano y que, ese progreso o evolución, pueda ser transmitido, de forma genética, a las nuevas generaciones.

En el Culturismo verdadero, a parte de una necesaria instrucción básica, es necesario el autodidactismo. Todo Culturista debe de convertirse en su propio Maestro, su propio instructor. Solo uno mismo es capaz de conocer tanto sus deficiencias como sus necesidades.

Aquí no nos estamos refiriendo al Culturismo de la insana competición física contra otros sino a la sana física, intelectual y emocional que realizamos con nosotros mismos para transformarnos en mejores personas, tanto en lo sanitario del cuerpo como en lo espiritual de la mente.

El Culturismo no ve al Ser Humano como una individualidad apartada de su familia natural, la Humanidad, sino como una piedra más, un pilar fundamental de la construcción del edificio que es la Humanidad. Un Culturista verdadero no puede ser feliz con su progreso físico o espiritual si comprueba, cada día, que su entorno más cercano, familia incluida, se encuentra más degradado y enfermo.

Un Culturista debe de tender hacia una familia Culturista y hacia una Sociedad Culturista. Culturismo no es trabajar el Cuerpo como si de un esclavo se tratase o comer como una res para conseguir, cada vez, mayor masa muscular, sino utilizar, de forma moderada, los recursos disponibles para conseguir los objetivos, de forma progresiva y sostenible, que nos hayamos fijado.

El Culturista se hace, no nace. Todo Culturista es una persona curiosa, inquieta y que busca respuestas a las preguntas existenciales. Es un individuo que sabe que mantener su cuerpo sano es importante para ser un buen ciudadano, mejor persona y mantenerse mentalmente equilibrado. Su fortaleza le proporciona la necesaria nobleza para afrontar los retos con valentía; pero sujeto a la lógica y a la razón.

Un científico enquencle o un artista obeso son sinónimo de personas desequilibradas. No basta con decirse a sí mismo que las uvas están verdes; es decir, engañarnos a nosotros mismos de que no podemos hacer esto o aquello.

Son escusas que nos ponemos para no entrar en acción, ponernos en marcha y trabajar, con voluntad, por restablecer el equilibrio y sanarnos física, emocional y mentalmente. Y esto también va por aquellos gañanes que se denominan, falsamente, como culturistas y apenas saben expresarse con algunas frases hechas o palabras malsonantes.

El Culturismo es un trabajo de equilibrado tanto de lo físico como de la personalidad. La primera pregunta que debemos realizarnos es: ¿que nos falta para estar equilibrados física, mental y emocionalmente? Yo soy muy fuerte y me veo bien en el espejo; pero me siento inferior cuando entro en alguna conversación. Si es así intenta equilibrar tu faceta intelectual. Interésate por la astronomía, la arqueología o la filosofía y, sobre todo, lee mucho de todo.

Comienza, si lo deseas, por el apasionante y atractivo mundo del Misterio. Compensa tu excelente faceta física con un esfuerzo en mejorar tu espíritu, tu faceta intelectual.

De otro modo y de corazón, te sientes como un erudito con gran conocimiento; pero enfermas con frecuencia y no te sientes bien. ¿Cuándo te miras al espejo ves la imagen de un enquencle o de una persona tan masiva que apenas le cuesta moverse o respirar? Sabes que tienes que empezar a moverte y hacer algo para remediarlo; pero como la zorra del cuento ante las uvas, lo ves como algo lejano e inalcanzable.

Esto no es así y lo sabes muy bien. Sal a andar, corre después y apúntate a un gimnasio para mejorar aquello que te desequilibra como persona.

Todo esto es el Culturismo y de lo que seguiremos hablando largo y tendido en éste tratado que hemos comenzado. Levántate y anda o toma un libro, ábrelo y comienza a leer. Ambas cosas te convertirán en una mejor persona, en un Culturista de verdad, un Culturista de la Escuela Francesa, un verdadero Caballero o una verdadera Señora.

Siempre se nos dice que las tres normas fundamentales del fisicoculturismo, una de las muchas facetas del culturismo, son: Ejercicio con esfuerzo progresivo, alimentación adecuada al ejercicio realizado y descanso.

Esto es así, siempre, en el caso de las rutinas de musculación dado que si el ejercicio no es lo suficiente fuerte el cuerpo no reacciona en la fabricación de músculo y, por otro lado, si la alimentación no es abundante ni adecuada tampoco podrá nuestro cuerpo desarrollar los nutrientes adecuados que desarrollen nuestros músculos; pero si además, no se descansa lo necesario, el organismo no posee capacidad de reacción y en lugar de crearse músculo, que se desarrolla siempre durante los periodos de descanso, el cuerpo entra en estado catabólico, de deficiencias, consiguiéndose un efecto contrario de cansancio extremo y enfermedad.

Luego entonces ¿es posible conseguir la musculación sin estar pegado cada día al gimnasio, consumir una res diaria o dormir casi todo el día como un felino? Sí, es posible; pero sabiendo coordinar, de forma adecuada, el ejercicio, la alimentación y el descanso; ahora bien, dicho lo anterior, aun estando sometidos a un proceso sostenible de físico culturismo, no esperemos estar preparados en un corto plazo para presentarnos a una competición de Body Building.

Recordemos que el verdadero Culturismo es una competición contra nuestras propias deficiencias con el fin de conseguir un más efectivo desarrollo integral de nuestra Persona.

Olvídate de las diferentes escuelas de genotipo corporal, ya sabes: ectomorfo o flemático, endomorfo o picnidio y meso morfo o sanguíneo.

Tú ¿cómo te ves a ti mismo? ¿Flacucho, gordo o normal; pero con músculos distendidos o flácidos? Según tu diagnóstico deberás actuar de un modo u otro para poder adelgazar y conseguir músculo, engordar consiguiendo músculos o tonificar tu musculatura y hacerla evidente.

Si eres de complexión delgada, serás también muy nervioso. Se os considera como ectomorfos o flemáticos, y tu metabolismo hará imposible que puedas ganar músculo dado que todo lo que tomes de alimento será consumido por tu organismo y no dará un extra para tu sobre musculación o aumento de la masa muscular.

Lamentablemente esto es así; visto desde la perspectiva de las rutinas nutricionistas y de ejercicios del físico culturismo establecido. Lo cierto es que para tu caso concreto hay una solución muy concreta: vamos a cambiar el metabolismo; pero deberás cargarte de paciencia y desde luego no pensar que podrás competir en alguna rama del body building a corto o medio plazo.

Para cambiar el metabolismo hay que engañar al cuerpo. No sirven de nada las rutinas de intervalos rutinarios de ejercicios, un día sí y otro no; ni mucho menos ejercitar una o dos horas diarias cinco días a la semana. Tenemos que mandar un mensaje claro a nuestro organismo: chaval, tienes que crear músculo o te vas a morir. ¿Entendiste bien? Para ello procederemos a unos intervalos prolongados de ejercitación con peso progresivo seguido de otros periodos prolongados de descanso sin actividad física relevante. En todo este proceso, la alimentación debe de ser la adecuada.

Seis pequeñas raciones diarias donde predominen los carbohidratos y las grasas respecto de las proteínas. De hecho, ahora mismo tu organismo no sabría qué hacer con un exceso de proteínas o aminoácidos ramificados. Tu cuerpo necesita el combustible para hacer frente al desgaste del ejercicio al que lo estarás sometiendo.

Pasados unos meses de ejercicio extremo y descanso pasivo, manteniendo la misma alimentación, tu metabolismo irá adaptándose a una nueva rutina en la que estará incluido tanto el aumento de masa corporal, sin perder su tonificación, como la adaptación a un esfuerzo que irá siendo, de forma progresiva, cada vez mayor.

Como ya imaginaba tu caso es bien diferente del anterior. Se os considera como endomorfos o pícnidos. Sufres de sobre peso y de momento no vamos a entrar en qué grado de obesidad te encuentras; pero el primer consejo que el Culturismo tiene para ti es que tu proceso sea supervisado por tu médico o un especialista debidamente cualificado, dado que todo sobrepeso suele llevar complicaciones implícitas como la diabetes o trastornos cardiovasculares entre otros muchos; dicho lo cual, te diré que tu caso es mucho más simple y que aunque, del mismo modo, deberás cargarte de paciencia, en pocos meses comenzaras a ver resultados visibles mediante las rutinas de musculación.

No te dejes engañar ya que la grasa jamás se transformará en músculo. Eso es una imposibilidad biológica; pero lo que si podremos hacer es coordinar la quema, mejor consumo, de grasa con la creación o aumento de la masa muscular. En el proceso de musculación de los sujetos con sobre peso se suele dar la falsa paradoja de que no se observa una pérdida de peso ostensible; pero sí un evidente cambio del aspecto corporal, mucho más tonificado y menos lacio.

Esto es debido a que el músculo pesa muchísimo más que la grasa y como, mediante las rutinas de ejercicios y una alimentación adecuada, nuestro hígado procesa el combustible para transformarlo en los aminoácidos de los que está formado el músculo; es por ello, que nuestra reducción de peso en la báscula puede aparecer como insignificante; es decir, nuestro organismo está utilizando como combustible nuestra grasa y lo usa en la construcción de nuestros ladrillos musculares, los aminoácidos actina y miosina, entre otros menos significativos.

El entrenamiento, por supuesto, será progresivo y controlado, ya vimos las implicaciones que puede tener en la salud, al menos hasta que no se hayan limpiado bien nuestras arterias de colesterol y de la basura añadida a estas partículas de grasa. Debemos ser conscientes de que nuestras autopistas vasculares, arterias, venas y vasos capilares, funcionan muy bien en nuestras fibras musculares; pero no tanto en el tejido graso. Es por ello que un cuerpo musculado es sinónimo de salud y uno graso de complicaciones de todo tipo.

La sangre no solo alimenta a las células, las nutre y las hace crecer sino que también proporciona elementos de protección contra las enfermedades, los anticuerpos. En un organismo musculado estos elementos protectores llegan con mucha facilidad, mediante un fluido riego sanguíneo; sin embargo, el tejido graso puede suponer continuos obstáculos que provocan atascos impidiendo tanto la debida nutrición celular como su necesaria protección ante agentes víricos o bacterianos.

Las rutinas de musculación son las típicas de días alternos al principio con un entrenamiento generalista de todos los grupos musculares para ir pasando de forma progresiva, en pocos meses, a un entrenamiento más específico de cinco días a la semana y en cuyos entrenamientos de una hasta dos horas de duración se entrene un solo grupo muscular.

Respecto a la nutrición seguiremos, como en el caso anterior, con seis raciones diarias donde se comenzaría con una dosis elevada de carbohidratos y baja en proteínas para progresivamente ir elevando estas e ir disminuyendo aquellas. Todo ello, tiene un límite pues nunca debemos prescindir de los hidratos ni superar las dosis de proteínas que nuestros riñones puede procesar sin saturarse y resultar dañados.

Tu índice corporal parece el adecuado y según la convención tu peso corporal se corresponde con tu estatura. Se os considera como mesomorfos o sanguíneos; pero tus músculos están lacios y deseas mejorar tu tono corporal. Estás de enhorabuena porque partimos de una buena percha; pero eso no significa que debas dormirte en los laureles, abandonando la deseada paciencia a un lado.

Al menos tres meses deberás usar una rutina de entrenamiento, de todo el cuerpo, en días alternos. Después irás ampliando tu rutina, de un solo grupo muscular, durante cinco días y uno solo de descanso. A nivel nutricional mantendremos las seis raciones diarias y que estarán constituidas del nivel de hidratos de carbono adecuado a tu peso corporal y la proporción adecuada de proteínas.

Esas proporciones irás modificándolas en función de tus logros corporales. Si ves que aumentas tu grasa corporal aumenta un poco el nivel de proteínas y baja, de forma proporcional, el de los hidratos de carbono. Recuerda que un exceso de proteínas no sirve para gran cosa y, por el contrario, podría perjudicar a tus riñones.

Ahora nos surge una cuestión. ¿Quién carajo puede mantener ese nivel de alimentación?

Con mucho sacrificio y esfuerzo cualquiera; pero también se requiere ese sacrificio de nuestros seres queridos: padres, esposa e hijos. ¿Seguro que estás dispuesto a sacrificar el bienestar de tu familia para comer y suplementarte como un cerdo?

Salvo que poseas un verdadero colchón económico o decidas convertir el Body Building en una profesión lucrativa ¿qué sentido tiene conseguir un cuerpo súper musculado, a costa de tu bienestar social, y para que termine siendo comido por los gusanos?

Hasta aquí quería traerte, amigo mío, pues lo que se denomina como competiciones culturistas no es Culturismo. El Culturismo busca nuestra mejora de la salud integral, tanto física como espiritual; dicho lo cual, aun así no está todo perdido ya que se puede conseguir un buen nivel corporal sin llegar a los niveles estratosféricos de los body builders.

La cuestión es que te dejes llevar por la intuición y adecuar tu entrenamiento a tu nivel de alimentación. Sé, me consta que no puedes realizar seis comidas diarias y que tu trabajo de doce horas diarias te impide entrenar a diario. Entrena siempre que tengas un rato libre; pero hazlo a fondo, entregando toda tu alma en ello y sin escatimar esfuerzo.

Usa tu inteligencia y aliméntate bien algunas horas antes de entrenar, hidrátate, de forma adecuada, durante tu sesión de entrenamiento y no dudes en suplementar tu nutrición con un buen batido de proteínas quince minutos después de entrenar aprovechando lo que los nutricionistas conocen como ventana anabólica.

Mediante éste Sistema, quizá no te transformes en un súper mazas; pero estarás invirtiendo en tu salud sin sacrificar el bienestar de tu familia. Además no tendrás remordimientos de consciencia por aquellos que poco tienen que echarse a la boca y, lo mejor de todo, serás un culturista en toda regla y que sigue los designios propios de la disciplina: Mente sana en Cuerpo sano. Lo importante, en tu caso concreto, es que utilices cualquier momento disponible para entrenar y que cuando lo hagas vayas debidamente nutrido e hidratado, reservando un buen tiempo del entreno para realizar un precalentamiento adecuado. Recuerda que no estás entrenando de forma regular.

Otra cosa importante es que si no llegas a tus seis raciones nutricionales diarias, no intentes compensarlo, en modo alguno, comiendo de forma masiva, durante tus horas de comida, dado que eso no solo perjudicará tus sistemas digestivo y endocrino sino que dilatará tu estómago y perjudicará tu futura figura corporal.

La Ley culturista manda comer, las máximas raciones diarias debidamente equilibradas, con la debida moderación y que cuando entrenes no te encuentres vacío sino debidamente nutrido y con ganas de hacerle frente a los hierros.

En otro lugar hablamos sobre la historia del Culturismo; pero no está de más recordar que dicha palabra fue creada en Francia en las primeras décadas del siglo XX, aunque sus antecedentes, a nivel de entrenamiento físico, se remontan al Siglo XVIII, cuando Napoleón requirió a un Noble español para que entrenara a sus tropas de infantería.

Dicho entrenamiento consistía, básicamente, en un fortalecimiento y musculación de la parte superior del torso y los brazos con lo que se conseguía aminorar el esfuerzo de carga y aumentar la contundencia de los golpes de bayoneta; pero como dijimos al principio de ésta introducción al Culturismo, el original y verdadero, el Culturismo no es tan solo físico culturismo o cultura física.

Mucho menos es solo musculación, aunque parece ser que las federaciones de culturismo han terminado reduciendo el Culturismo a simples técnicas de musculación. Originariamente, un culturista era una persona versada, generalmente relacionada con la medicina, y que podía practicar diferentes disciplinas deportivas.

Desde esgrima a natación pasando por las más diversas actividades gimnásticas y atléticas; pero entonces ¿desde cuándo se empezó a identificar al Culturismo con los gimnasios de pesas? y ¿por qué?

Con la revolución industrial, en el siglo XIX las gentes del campo se van trasladando a las ciudades, convirtiendo éstas en extensos complejos urbanos. Aún no se habían reinstaurado los juegos olímpicos modernos y por lo tanto no había, aún, los polideportivos municipales de los que en la actualidad disfrutamos en nuestro entorno urbano. Debido a esa carencia se desarrollaron los gimnasios a los que asistía la clase más pudiente con el fin de mejorar su condición física.

Estos gimnasios para hombres y para mujeres enseñaban muchas de las disciplinas gimnásticas que hoy se consideran olímpicas; pero además disfrutaban del ejercicio con pesas, unas pesas muy rudimentarias, nada que ver con la tecnología actual, y que servía a los gimnastas para fortalecer los músculos de sus brazos y así facilitar la ejecución de sus ejercicios gimnásticos.

La faceta más llamativa; pero ni mucho menos la más importante del Culturismo fue la exhibición de los cuerpos musculados; pero esto, a pesar de que se indica como un posible origen del Culturismo antes de la creación de dicha palabra no deja de ser incierto. De hecho, desde tiempo inmemorial en circos y medios afines existió el espectáculo del Forzudo. Individuos capaces de levantar pesos enormes y en los que al público se le invitaba a competir e intentar levantar dichas moles de piedra o hierro.

Evidentemente los cuerpos de dichos fortachones estaban extremadamente musculados y suponían la atención de las miradas del público asistente. Todo el mundo puede estar de acuerdo en que estos fueron los orígenes tanto de la actual halterofilia como de la disciplina físico culturista del power lifting.

Y esto es lo que tenían a su alcance los doctores que en el siglo XX dieron nacimiento al Culturismo. Estas gentes que serían los precursores de la actual medicina deportiva y de las técnicas de fisioterapia, comenzaron a tratar el ejercicio físico de un modo científico estructurándolo y estudiando sus consecuencias en nuestro organismo y sistema muscular de forma sistemática y minuciosa; pero evidentemente, para ellos, solo suponía una parte muy pequeña del Culturismo.

Las pesas y los dispositivos y aparatos que fueron inventando y que, evidentemente, se fueron incorporando a los gimnasios ya existentes, estaban ideados para compensar las deficiencias de las disciplinas atléticas y deportivas que practicaban. Redescubrieron, como los filósofos de la antigua Grecia, que un cuerpo armónico solo podía desarrollarse si se ejercitaban la mayor parte de los músculos externos del cuerpo. Cosa que evidentemente no sucedía con la simple práctica de una sola especialidad deportiva.

Con el tiempo, para desgracia del Culturismo, se fue identificando el levantamiento de pesas y los gimnasios con la más amplia disciplina culturista. Al masificarse los gimnasios, hasta el día de hoy, fueron entrando personas que en realidad no poseían algún interés en el Culturismo y lo que solo pretendían era tener más fuerza y un cuerpo perfecto para atraer a las chicas.

Ese fue el comienzo del fin del Culturismo verdadero dado que atrajo a una multitud de gente acomplejada que solo buscaba su coraza muscular para hacer frente a sus deficiencias psicológicas y de baja autoestima y hasta aquí y ahora hemos llegado.

Con este humilde trabajo pretendemos mostrar al Mundo que el Culturismo es mucho más de lo que se nos muestra. Que el Culturismo de los creadores franceses no necesita que se lo re etiquete como natural o de otro modo.

El problema del mal uso del término Culturismo lo tienen otros y desde aquí lo denunciamos poniendo los puntos sobre las ies y mostrando la verdad desnuda pese a quien le pese y aunque moleste a muchos que, por ignorancia, aun llevando muchos años de práctica deportiva, no han conocido la importancia y lo mucho más que significa ser culturista a secas, sin más etiquetas o apellidos reinventados.


Antonio Ruiz Alba (Entrenador Personal Homologado)
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