"Indolencia y Obesidad"
-O de cómo muchas enfermedades son el productos de erróneos procesos mentales-
En el transcurso de estos cuadernos, expondremos las cosas para que puedan ser comprendidas por la mayoría de la gente; pero no huiremos del lenguaje especializado cuando sea imprescindible, aunque nos pararemos un poco para explicarlo y así hacerlo asequible a todo el Mundo.
A parte de ofrecer pautas generales que pueden servir para cualquiera, también expondremos métodos y formulas procedentes del mundo profesional sanitario; no obstante, no es nuestra intención hacer que nuestros lectores vayan a todas partes con una báscula y una calculadora; pero sí es necesario ofrecer algunos datos técnicos con el fin de que se entienda el procedimiento y de donde surge todo.
En realidad, por ejemplo, debería de conocerse, por todo el mundo, que para una nutrición saludable, el porcentaje de aporte de macronutrientes debería de rondar del 70 al 75% de hidratos de carbono; es decir, glúcidos, un máximo de un 20% de grasas saludables, no hidrogenadas; es decir, saturadas y un entre el 10 y el 15% de proteínas como máximo, salvo en circunstancias y condiciones de esfuerzo máximo, que en algún instante, durante éste Trabajo de divulgación, entraremos a ver; y que de esas proteínas, el 50% deberían de proceder del mundo vegetal y el otro 50%, como máximo, del mundo animal, básicamente por la imprescindible vitamina B12.
Conociendo lo anterior, y que tanto las proteínas como los hidratos de carbono, aportan la misma cantidad de energía 4Kc/gr (Kilocalorías por Gramo) de producto y que las grasas, lípidos, aportan hasta unas 9Kc/gr, y teniendo en cuenta que, tanto el azúcar refinada como los alcoholes proporcionan hasta 7Kc/gr, sin aporte de algún valor nutricional, estaríamos en condiciones, conociendo los aportes nutricionales de los alimentos, de elaborar comidas saludables tanto en cantidad como en calidad; pero, además de esos macronutrientes, hidratos, lípidos y proteínas, debemos de considerar otros alimentos, imprescindibles, que, aún aportando un bajo número de macronutrientes, son imprescindibles en nuestro Organismo con el fin de favorecer los procesos metabólicos. A esos elementos se los ha venido a denominar como micronutrientes, que no aportan calorías; pero que hay que ingerir con el fin de que nuestro Organismo funciones correctamente. Estamos hablando de las vitaminas, los minerales y los oligoelementos.
Muy complejo todo ello ¿verdad?. Claro, por eso nos tenemos que poner en manos de los dietistas y nutricionistas; pero, incluso después de haber pagado para que nos elaboren una dieta adecuada y proporcional a nuestra particular fisiología, resulta que se nos hace, llevarla a cabo, muy cuesta arriba.
Sí, porque hay que salir al mercado, algo que hacían a diario nuestras madres, pasar por la frutería para comprar frutas y verduras, ricas en vitaminas, minerales, fibra y oligoelementos; pero pobres en hidratos de carbono y carentes, en general, de proteínas, luego pasarnos por el ultramarinos para conseguir la pasta, legumbres, especias y otra condimentación, por la lechería para conseguir la leche, la mantequilla y los yogures, por la carnicería y la pescadería para adquirir la necesaria proteína animal. Y así podríamos continuar...
La actual Sociedad está enferma y, así, ésta enferma a sus ciudadanos. Antes, cuando las amas de casa salían de casa a comprar los alimentos tenían gran parte de la mañana y de la tarde para hacerlo. Hoy supuestamente, todo el mundo trabaja fuera de casa, tanto hombres como mujeres y miren ustedes, no se puede uno alimentar del mismo modo. Como se suele decir "no se puede estar en misa y repicando las campanas". El tiempo no da para ello y tenemos que acudir a los alimentos procesados que se encuentran en los super e hipermercados, con todos los inconvenientes sanitarios que ello supone.
No se trata de comprar más productos ecológicos. Otro engaño para sacarnos los cuartos, sino saber comprar productos frescos y variados para realizar comidas equilibradas. Hoy no existe ese tiempo y además, en general, nos encontramos aturdidos, emborrachados, hipnotizados por los medios de entretenimiento y nos cuesta movernos enormemente, dar un pasito después del otro.
Vamos un día, a la semana como mucho, al hiper e intentamos comprar todo lo que creemos necesitar, de golpe, para luego almacenarlo en la alacena o depositarlo en el congelador y, Miren ustedes, no es lo mismo, porque esa forma de vivir, al contrario de la que teníamos con nuestros padres, es insana por mucho que nos intenten vender lo contrario, tanto los dietistas como los nutricionistas que solo desean que nos pongamos en sus manos y que adquiramos sus productos recomendados y, aún así, a parte de vaciar nuestro monedero, tampoco comeríamos igual de bien que lo hacíamos con nuestras abuelas.
Bien, en las siguientes entregas iremos viendo cómo aportar las calorías necesarias para proporcionar la energía necesaria para nuestra fisiología particular. Para eso existen fórmulas que iremos dando, y tablas que pueden encontrarse, con facilidad en Internet.
Repetimos, no se trata solo de aportar unas determinadas calorías, ni más ni menos, a nuestro Organismo sino aportarlas con una Calidad nutricional adecuada. No, no nos sirve eso del "arroz y pollo" de algunos culturistas. Son Hidratos y Proteínas; pero no todos los glúcidos son iguales, del mismo modo que todas las proteínas tampoco lo son y, no podemos olvidarnos de la ingesta, tan necesaria, de frutas y verduras; pero de forma natural y no en forma de zumos y batidos, los cuales solo deberían de considerarse como algo muy excepcional.
La Indolencia es la principal fuente de nuestros problemas de salud. Miren, nuestro cuerpo físico es una máquina. Una máquina no constituida por engranajes mecànicos sino por componentes biológicos y, del mismo modo que una máquina que no se usa, se oxida y deteriora, así nuestro Organismo, si no le damos la movilidad necesaria, también se estropeará y enfermará.
Cada cuerpo humano, dependiendo de su constitución y fisiología, lo veremos en nuestra próxima entrega, debe de tener un peso aproximado, una actividad adecuada y una nutrición equilibrada. Si cualquiera de esos conceptos no se cuidan, nuestra calidad de vida vendrá a menos y nuestra salud se deteriorará. Una salud deteriorada no supone una muerte prematura, como algunos creen. Recuerden ese dicho de "Mujer enferma, Mujer eterna"; pero sí un deterioro progresivo, tanto fisiológico como cognitivo, además de un dolor y sufrimiento que son muy difíciles, si no imposibles de combatir.
Recuerda que, aunque el fin de tus días no esté en tus manos, sí que lo está la calidad de tu vida y, para que éstá sea la correcta y mejore, tendrás que levantarte de la poltrona y andar de siete mil a diez mil pasos diarios, hacer una alimentación, importante, justa y equilibrada.
Justa, porque si consumes más calorías de las que necesita tu organismo, según tu actividad, engordarás y, recuerda ésto, en un cuerpo obeso la circulación sanguínea no es tan eficiente como en un cuerpo magro y con la grasa imprescindible. Eso supone una irrigación de oxígenos menor; pero también de anticuerpos y otros compuestos que nos protegen contra las enfermedades. Es por ello que una persona obesa sea más fácil, presa de una neumonía bilateral que otra que no lo esté.
Es, del mismo modo, más fácil que el colesterol malo se acumule en las arterias de una persona con sobrepeso que en otra que solo posee llenos sus depósitos de grasa necesarios, ni uno más.
No es lo mismo la grasa que necesita un esquimal para poder defenderse del frío que la necesaria por un habitan de la zona del Ecuador. La Grasa que al esquimal puede salvarlo de morir por el frío, al habitante del ecuador lo enfermará gravemente.
Miren, mis queridos amigos, no es una cuestión de mera estética, sino de un problema grave de salud.
No quiero meterles el miedo en el cuerpo sino el que despierten a esta realidad. Abandonen su sillón, su sofá y su televisor, levántense y salgan a andar. Al principio un poquito, después, cada día, un poco más. Después anden un poco más deprisa pero sin pasarse. Correr sin sentido no es tan bueno como han hecho creer.
Ese tiempo que pierdes frente a la caja tonta de tu casa, utilizalo en gestionar tu alimentación, desde su planificación hasta la compra de los alimentos y su final elaboración.
En nuestras manos está tanto nuestra salud como la de nuestra Sociedad, porque cambiando nosotros mismos ayudaremos a cambiar a la colectividad. Cambia una parte importante de tu inútil ocio por otra de trabajo activo para mejorar tu salud y la de los tuyos.
¿Estás dispuesto/a?
Aralba Pensator Minister, Frater R+C