martes, 21 de diciembre de 2021

38 Lección, Sexto Grado, Segunda Orden

 "De la Mente Concreta y el Plano de Deseos"


-Los problemas del Mundo Astral-


Hemos visto y conocemos que el Cuerpo Vital es el encargado de mantener a nuestro Organismo en pleno estado de funcionamiento. El Cuerpo Físico no solo se deteriora por su oxidación al contacto con el oxígeno del mundo exterior sino también debido a las fuerzas procedentes de los planos superiores a éste y cuyo punto focal se encuentra en la frontera existente entre la Mente Abstracta (perteneciente a los planos espirituales) y la Mente Concreta (perteneciente a los planos materiales)


Ya sabemos, lo hemos comentado en múltiples ocasiones, que si el poder ígneo del Espíritu Humano se manifestara, de forma íntegra, todos los cuerpos inferiores quedarían desintegrados al instante, pues no están diseñados para poder soportar semejante Poder. Es debido a ello que existe una gradación contínua desde las zonas más sutiles del Espíritu hasta las más densas del Mundo Material. Eso forma la necesaria amortiguación que impide la destrucción de la que hablamos.


Si del funcionamiento imperfecto del Cuerpo Vital se derivan efectos fisiológicos y biológicos adversos; es decir, las enfermedades de origen físico, de un mal funcionamiento del Cuerpo de Deseos y del Mental Concreto, básicamente, se derivan todas las enfermedades denominadas como mentales; pero también las psicosomáticas que, de no tratarse en origen, pueden alterar al propio Cuerpo Vital y propiciar verdaderos casos patológicos en nuestra biología y fisiología humana por no ser combatidos, de modo eficiente, por nuestro Cuerpo Vital.


Por lo tanto, muchas, si no la mayoría de las alteraciones sanitarias debemos de buscarlas en el conocido Plano Astral y que es otra manera de denominar a los mundos de vibración más elevada de nuestra Realidad Existencial. Los otros planos más elevados aún, con sus respectivos cuerpos, pertenecen a realidades de planos diferentes, muy superiores a los aquí tratados y desde los cuales no pueden provenir acciones patologizantes.


Por lo tanto es muy importante no olvidarnos de nuestra Salud Mental y tener siempre en mente esa sentencia de los antiguos griegos: "Una Mente Equilibrada en un Cuerpo Sano" la Mente es, por decir así, una Herramienta tan poderosa como el acero bien templado; pero tan frágil como el vidrio soplado.


Nuestra Mente, incluyendo nuestros deseos, por un lado tiene que soportar los embates de nuestra divina energía espiritual y por otro el instinto de supervivencia de las zonas de menor vibración, tanto del Cuerpo Físico, como del Vital y de Deseos.


En ese sentido, sería muy conveniente que siempre estuviéramos alerta en el sentido de mantener un perfecto equilibrio entre nuestras necesidades y nuestros deseos. Ni nuestras necesidades deben de ser sobrepasadas ni nuestros deseos deben de superar la frontera natural de nuestras necesidades.


¿Como se logra eso?, haciendo caso del Sentido común que nos proporciona la Intuición. Para ello, debemos de ser lo suficientemente humildes para escuchar nuestra Voz Interior y evitar que la, en general, arrogante Personalidad mantenga el control en los instantes en que esa frontera entre lo necesario y lo posible pudiera ser traspasada.


Para conseguir esto, tenemos una de las mejores herramientas posible. La Meditación; pero no una meditación cargada de ruido y visualización sino de vaciamiento interior para entrar en un estado nirvánico o de Tao. Solo en esas circunstancias, es audible la voz del Maestro Interior. El único que nos podrá indicar, con la suficiente autoridad, como debemos de comportarnos, ante determinadas circunstancias, para no perder el necesario equilibrio entre lo humano y lo divino.


Claro, es la propia Personalidad, su desestructuración, la que podría terminar por crearnos problemas físicos y mentales; es decir, originando problemas mentales o psicosomáticos de diferente gravedad. Una Personalidad estructurada, donde los egos mantienen su lugar jerárquico, sin luchas intestinas forman una mente Sana que impide que las poderosas corrientes espirituales puedan llegar a las partes más frágiles y menos sutiles de nuestro Cuerpo propiciando así enfermedades de diversa índole. 


Cuando existe una prioridad de los deseos sobre la razón es porque existe un desequilibrio en la jerarquía de egos y en los que se intentan hacer cumplir deseos que van en contra de nuestra reales necesidades y, por lo tanto, de nuestra Razón. Por decir así, es como si tuviésemos un Jefe débil y que no es capaz de controlar las situaciones cuando se complican un poco las cosas. En estos casos se suele provocar un motín donde los egos de la mente son suplantados por aquellos egos que se preocupan por el cumplimiento de los deseos.


Pacientemente debemos de encontrarnos siempre espectantes a la espera de los embates de arriba; pero especialmente de los de abajo y frenarlos con entereza para que no se desequilibre la estructura de nuestros egos que, al fin y a la postre, es lo que conforma eso que denominamos como Personalidad.


Una Personalidad estable hace que los deseos se mantengan contenidos y nuestra mente actúe de una forma equilibrada impidiendo que el grueso del trabajo recaiga, casi de forma íntegra, en el Cuerpo Vital, que de suceder, terminaría debilitándose y no pudiendo impedir la enfermedad del Cuerpo Físico.


Dicho lo cual, en cada uno está establecer sus prioridades, y a decidir, si se está dispuesto a enfrentar las necesarias responsabilidades. Estimando, además, con buen criterio, si nuestras acciones u omisiones provocarán consecuencias y si éstas pueden ser benéficas o adversas.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C