Introducción
Hacia un Tratado del
Culturismo...
La Palabra Culturismo
procede del francés y está compuesta de un sustantivo: Cultura, y un sufijo:
Ismo que significa Doctrina o Disciplina.
Según su origen, como se
puede desprender de la etimología, el Culturismo original poca cosa tiene que
ver con el actual Body Building "Construyendo el Cuerpo" que propugna
tanto la IFBB "Federación Internacional de Body Building" como otras
instituciones minoritarias que se centran, en exclusiva, en el Físico
Culturismo o Cultura Física, excluyendo de forma intencionada la parte de
Cultura que corresponde a la mente; es decir, tanto el desarrollo emocional
como intelectual.
El Culturismo, tal y como
se pensó en origen, no era otra cosa que una novedosa forma de vida inspirada
en el renacimiento de Leonardo y Miguel Ángel y, sobre todo, en la Grecia
clásica de Aristóteles y Platón, donde en las escuelas o gimnasios, se
desarrollaba tanto la filosofía como los cuerpos atléticos.
Se trataba de crear un
modo de vida integral donde tanto mente como cuerpo progresaran de un modo
equilibrado y paritario "Ment Sana in Córpore Sano" Donde la razón
dirigiese tanto la construcción del intelecto como de su envoltura, el Cuerpo.
Un Culturista de
principios del siglo XX no era otra cosa que un instruido "Gentleman"
un Caballero en toda regla que, además de su erudición intelectual, practicaba
el altruismo entre los más necesitados sin abandonar las naturales prácticas
deportivas y atléticas, entre las que se encontraría, como una más, la novedosa
disciplina de la musculación con pesas y otros aparatos. Por lo tanto, vemos
que el Culturismo es mucho más que el body building o el fitness de la
actualidad.
Se trata de un modo de
vida muy alejado de lo que, de forma errónea y perversa, hoy se denomina como
Culturismo y Físico Culturismo; donde lo que priman, casi de forma única, son
el desarrollo muscular y una estética masiva y de extraordinaria definición
corporal. Esto, por sí solo y mediante la competitividad contra otros,
acompañado de esteroides, anabolizantes y otras drogas farmacéuticas, conduce
invariablemente hacia el narcicismo y el hedonismo; es decir, a pensar que todo
el Universo gira alrededor nuestro y que todo sirve para conseguir nuestro
único y omnímodo objetivo: Ser los mejores, tanto en masa como en definición
muscular sin importar demasiado si hablamos o nos comportamos con la debida
corrección, entre otras cosas. Esto, generalmente, conduce a la construcción de
un fuerte, grande y supuestamente bello estúpido, vacío e ignorante.
Si hay algo evidente y que
el Culturismo nos enseña es: que un Cuerpo enfermo no puede contener una mente
sana y que una mente enferma no está capacitada para conducir un Cuerpo sano.
Se trata de un binomio indisoluble donde solo un punto de equilibrio puede
proporcionar un desarrollo integral del Ser Humano y que, ese progreso o
evolución, pueda ser transmitido, de forma genética, a las nuevas generaciones.
En el Culturismo
verdadero, a parte de una necesaria instrucción básica, es necesario el
autodidactismo. Todo Culturista debe de convertirse en su propio Maestro, su
propio instructor. Solo uno mismo es capaz de conocer tanto sus deficiencias
como sus necesidades.
Aquí no nos estamos
refiriendo al Culturismo de la insana competición física contra otros sino a la
sana física, intelectual y emocional que realizamos con nosotros mismos para
transformarnos en mejores personas, tanto en lo sanitario del cuerpo como en lo
espiritual de la mente.
El Culturismo no ve al Ser
Humano como una individualidad apartada de su familia natural, la Humanidad,
sino como una piedra más, un pilar fundamental de la construcción del edificio
que es la Humanidad. Un Culturista verdadero no puede ser feliz con su progreso
físico o espiritual si comprueba, cada día, que su entorno más cercano, familia
incluida, se encuentra más degradado y enfermo.
Un Culturista debe de tender
hacia una familia Culturista y hacia una Sociedad Culturista. Culturismo no es
trabajar el Cuerpo como si de un esclavo se tratase o comer como una res para
conseguir, cada vez, mayor masa muscular, sino utilizar, de forma moderada, los
recursos disponibles para conseguir los objetivos, de forma progresiva y
sostenible, que nos hayamos fijado.
El Culturista se hace, no
nace. Todo Culturista es una persona curiosa, inquieta y que busca respuestas a
las preguntas existenciales. Es un individuo que sabe que mantener su cuerpo
sano es importante para ser un buen ciudadano, mejor persona y mantenerse
mentalmente equilibrado. Su fortaleza le proporciona la necesaria nobleza para
afrontar los retos con valentía; pero sujeto a la lógica y a la razón.
Un científico enquencle o
un artista obeso son sinónimo de personas desequilibradas. No basta con decirse
a sí mismo que las uvas están verdes; es decir, engañarnos a nosotros mismos de
que no podemos hacer esto o aquello.
Son escusas que nos
ponemos para no entrar en acción, ponernos en marcha y trabajar, con voluntad,
por restablecer el equilibrio y sanarnos física, emocional y mentalmente. Y
esto también va por aquellos gañanes que se denominan, falsamente, como
culturistas y apenas saben expresarse con algunas frases hechas o palabras
malsonantes.
El Culturismo es un
trabajo de equilibrado tanto de lo físico como de la personalidad. La primera
pregunta que debemos realizarnos es: ¿que nos falta para estar equilibrados
física, mental y emocionalmente? Yo soy muy fuerte y me veo bien en el espejo;
pero me siento inferior cuando entro en alguna conversación. Si es así intenta
equilibrar tu faceta intelectual. Interésate por la astronomía, la arqueología
o la filosofía y, sobre todo, lee mucho de todo.
Comienza, si lo deseas,
por el apasionante y atractivo mundo del Misterio. Compensa tu excelente faceta
física con un esfuerzo en mejorar tu espíritu, tu faceta intelectual.
De otro modo y de corazón,
te sientes como un erudito con gran conocimiento; pero enfermas con frecuencia
y no te sientes bien. ¿Cuándo te miras al espejo ves la imagen de un enquencle
o de una persona tan masiva que apenas le cuesta moverse o respirar? Sabes que
tienes que empezar a moverte y hacer algo para remediarlo; pero como la zorra
del cuento ante las uvas, lo ves como algo lejano e inalcanzable.
Esto no es así y lo sabes
muy bien. Sal a andar, corre después y apúntate a un gimnasio para mejorar
aquello que te desequilibra como persona.
Todo esto es el Culturismo
y de lo que seguiremos hablando largo y tendido en éste tratado que hemos
comenzado. Levántate y anda o toma un libro, ábrelo y comienza a leer. Ambas
cosas te convertirán en una mejor persona, en un Culturista de verdad, un
Culturista de la Escuela Francesa, un verdadero Caballero o una verdadera
Señora.
Siempre se nos dice que
las tres normas fundamentales del fisicoculturismo, una de las muchas facetas
del culturismo, son: Ejercicio con esfuerzo progresivo, alimentación adecuada
al ejercicio realizado y descanso.
Esto es así, siempre, en
el caso de las rutinas de musculación dado que si el ejercicio no es lo
suficiente fuerte el cuerpo no reacciona en la fabricación de músculo y, por
otro lado, si la alimentación no es abundante ni adecuada tampoco podrá nuestro
cuerpo desarrollar los nutrientes adecuados que desarrollen nuestros músculos;
pero si además, no se descansa lo necesario, el organismo no posee capacidad de
reacción y en lugar de crearse músculo, que se desarrolla siempre durante los
periodos de descanso, el cuerpo entra en estado catabólico, de deficiencias,
consiguiéndose un efecto contrario de cansancio extremo y enfermedad.
Luego entonces ¿es posible
conseguir la musculación sin estar pegado cada día al gimnasio, consumir una
res diaria o dormir casi todo el día como un felino? Sí, es posible; pero sabiendo
coordinar, de forma adecuada, el ejercicio, la alimentación y el descanso;
ahora bien, dicho lo anterior, aun estando sometidos a un proceso sostenible de
físico culturismo, no esperemos estar preparados en un corto plazo para
presentarnos a una competición de Body Building.
Recordemos que el
verdadero Culturismo es una competición contra nuestras propias deficiencias
con el fin de conseguir un más efectivo desarrollo integral de nuestra Persona.
Olvídate de las diferentes
escuelas de genotipo corporal, ya sabes: ectomorfo o flemático, endomorfo o picnidio
y meso morfo o sanguíneo.
Tú ¿cómo te ves a ti
mismo? ¿Flacucho, gordo o normal; pero con músculos distendidos o flácidos?
Según tu diagnóstico deberás actuar de un modo u otro para poder adelgazar y
conseguir músculo, engordar consiguiendo músculos o tonificar tu musculatura y
hacerla evidente.
Si eres de complexión
delgada, serás también muy nervioso. Se os considera como ectomorfos o
flemáticos, y tu metabolismo hará imposible que puedas ganar músculo dado que
todo lo que tomes de alimento será consumido por tu organismo y no dará un
extra para tu sobre musculación o aumento de la masa muscular.
Lamentablemente esto es
así; visto desde la perspectiva de las rutinas nutricionistas y de ejercicios
del físico culturismo establecido. Lo cierto es que para tu caso concreto hay
una solución muy concreta: vamos a cambiar el metabolismo; pero deberás
cargarte de paciencia y desde luego no pensar que podrás competir en alguna
rama del body building a corto o medio plazo.
Para cambiar el
metabolismo hay que engañar al cuerpo. No sirven de nada las rutinas de
intervalos rutinarios de ejercicios, un día sí y otro no; ni mucho menos
ejercitar una o dos horas diarias cinco días a la semana. Tenemos que mandar un
mensaje claro a nuestro organismo: chaval, tienes que crear músculo o te vas a
morir. ¿Entendiste bien? Para ello procederemos a unos intervalos prolongados
de ejercitación con peso progresivo seguido de otros periodos prolongados de
descanso sin actividad física relevante. En todo este proceso, la alimentación
debe de ser la adecuada.
Seis pequeñas raciones
diarias donde predominen los carbohidratos y las grasas respecto de las
proteínas. De hecho, ahora mismo tu organismo no sabría qué hacer con un exceso
de proteínas o aminoácidos ramificados. Tu cuerpo necesita el combustible para
hacer frente al desgaste del ejercicio al que lo estarás sometiendo.
Pasados unos meses de
ejercicio extremo y descanso pasivo, manteniendo la misma alimentación, tu
metabolismo irá adaptándose a una nueva rutina en la que estará incluido tanto
el aumento de masa corporal, sin perder su tonificación, como la adaptación a
un esfuerzo que irá siendo, de forma progresiva, cada vez mayor.
Como ya imaginaba tu caso
es bien diferente del anterior. Se os considera como endomorfos o pícnidos.
Sufres de sobre peso y de momento no vamos a entrar en qué grado de obesidad te
encuentras; pero el primer consejo que el Culturismo tiene para ti es que tu
proceso sea supervisado por tu médico o un especialista debidamente
cualificado, dado que todo sobrepeso suele llevar complicaciones implícitas
como la diabetes o trastornos cardiovasculares entre otros muchos; dicho lo
cual, te diré que tu caso es mucho más simple y que aunque, del mismo modo,
deberás cargarte de paciencia, en pocos meses comenzaras a ver resultados
visibles mediante las rutinas de musculación.
No te dejes engañar ya que
la grasa jamás se transformará en músculo. Eso es una imposibilidad biológica;
pero lo que si podremos hacer es coordinar la quema, mejor consumo, de grasa
con la creación o aumento de la masa muscular. En el proceso de musculación de
los sujetos con sobre peso se suele dar la falsa paradoja de que no se observa
una pérdida de peso ostensible; pero sí un evidente cambio del aspecto
corporal, mucho más tonificado y menos lacio.
Esto es debido a que el
músculo pesa muchísimo más que la grasa y como, mediante las rutinas de
ejercicios y una alimentación adecuada, nuestro hígado procesa el combustible
para transformarlo en los aminoácidos de los que está formado el músculo; es
por ello, que nuestra reducción de peso en la báscula puede aparecer como
insignificante; es decir, nuestro organismo está utilizando como combustible
nuestra grasa y lo usa en la construcción de nuestros ladrillos musculares, los
aminoácidos actina y miosina, entre otros menos significativos.
El entrenamiento, por
supuesto, será progresivo y controlado, ya vimos las implicaciones que puede
tener en la salud, al menos hasta que no se hayan limpiado bien nuestras
arterias de colesterol y de la basura añadida a estas partículas de grasa.
Debemos ser conscientes de que nuestras autopistas vasculares, arterias, venas
y vasos capilares, funcionan muy bien en nuestras fibras musculares; pero no
tanto en el tejido graso. Es por ello que un cuerpo musculado es sinónimo de
salud y uno graso de complicaciones de todo tipo.
La sangre no solo alimenta
a las células, las nutre y las hace crecer sino que también proporciona
elementos de protección contra las enfermedades, los anticuerpos. En un
organismo musculado estos elementos protectores llegan con mucha facilidad,
mediante un fluido riego sanguíneo; sin embargo, el tejido graso puede suponer
continuos obstáculos que provocan atascos impidiendo tanto la debida nutrición
celular como su necesaria protección ante agentes víricos o bacterianos.
Las rutinas de musculación
son las típicas de días alternos al principio con un entrenamiento generalista
de todos los grupos musculares para ir pasando de forma progresiva, en pocos
meses, a un entrenamiento más específico de cinco días a la semana y en cuyos
entrenamientos de una hasta dos horas de duración se entrene un solo grupo
muscular.
Respecto a la nutrición
seguiremos, como en el caso anterior, con seis raciones diarias donde se
comenzaría con una dosis elevada de carbohidratos y baja en proteínas para
progresivamente ir elevando estas e ir disminuyendo aquellas. Todo ello, tiene
un límite pues nunca debemos prescindir de los hidratos ni superar las dosis de
proteínas que nuestros riñones puede procesar sin saturarse y resultar dañados.
Tu índice corporal parece
el adecuado y según la convención tu peso corporal se corresponde con tu
estatura. Se os considera como mesomorfos o sanguíneos; pero tus músculos están
lacios y deseas mejorar tu tono corporal. Estás de enhorabuena porque partimos
de una buena percha; pero eso no significa que debas dormirte en los laureles,
abandonando la deseada paciencia a un lado.
Al menos tres meses
deberás usar una rutina de entrenamiento, de todo el cuerpo, en días alternos.
Después irás ampliando tu rutina, de un solo grupo muscular, durante cinco días
y uno solo de descanso. A nivel nutricional mantendremos las seis raciones
diarias y que estarán constituidas del nivel de hidratos de carbono adecuado a
tu peso corporal y la proporción adecuada de proteínas.
Esas proporciones irás
modificándolas en función de tus logros corporales. Si ves que aumentas tu
grasa corporal aumenta un poco el nivel de proteínas y baja, de forma
proporcional, el de los hidratos de carbono. Recuerda que un exceso de
proteínas no sirve para gran cosa y, por el contrario, podría perjudicar a tus
riñones.
Ahora nos surge una
cuestión. ¿Quién carajo puede mantener ese nivel de alimentación?
Con mucho sacrificio y
esfuerzo cualquiera; pero también se requiere ese sacrificio de nuestros seres
queridos: padres, esposa e hijos. ¿Seguro que estás dispuesto a sacrificar el
bienestar de tu familia para comer y suplementarte como un cerdo?
Salvo que poseas un
verdadero colchón económico o decidas convertir el Body Building en una
profesión lucrativa ¿qué sentido tiene conseguir un cuerpo súper musculado, a
costa de tu bienestar social, y para que termine siendo comido por los gusanos?
Hasta aquí quería traerte,
amigo mío, pues lo que se denomina como competiciones culturistas no es
Culturismo. El Culturismo busca nuestra mejora de la salud integral, tanto
física como espiritual; dicho lo cual, aun así no está todo perdido ya que se
puede conseguir un buen nivel corporal sin llegar a los niveles estratosféricos
de los body builders.
La cuestión es que te
dejes llevar por la intuición y adecuar tu entrenamiento a tu nivel de
alimentación. Sé, me consta que no puedes realizar seis comidas diarias y que
tu trabajo de doce horas diarias te impide entrenar a diario. Entrena siempre
que tengas un rato libre; pero hazlo a fondo, entregando toda tu alma en ello y
sin escatimar esfuerzo.
Usa tu inteligencia y
aliméntate bien algunas horas antes de entrenar, hidrátate, de forma adecuada,
durante tu sesión de entrenamiento y no dudes en suplementar tu nutrición con
un buen batido de proteínas quince minutos después de entrenar aprovechando lo
que los nutricionistas conocen como ventana anabólica.
Mediante éste Sistema, quizá no te transformes en un súper mazas; pero estarás invirtiendo en tu salud sin sacrificar el bienestar de tu familia. Además no tendrás remordimientos de consciencia por aquellos que poco tienen que echarse a la boca y, lo mejor de todo, serás un culturista en toda regla y que sigue los designios propios de la disciplina: Mente sana en Cuerpo sano. Lo importante, en tu caso concreto, es que utilices cualquier momento disponible para entrenar y que cuando lo hagas vayas debidamente nutrido e hidratado, reservando un buen tiempo del entreno para realizar un precalentamiento adecuado. Recuerda que no estás entrenando de forma regular.
Otra cosa importante es
que si no llegas a tus seis raciones nutricionales diarias, no intentes
compensarlo, en modo alguno, comiendo de forma masiva, durante tus horas de
comida, dado que eso no solo perjudicará tus sistemas digestivo y endocrino
sino que dilatará tu estómago y perjudicará tu futura figura corporal.
La Ley culturista manda
comer, las máximas raciones diarias debidamente equilibradas, con la debida
moderación y que cuando entrenes no te encuentres vacío sino debidamente
nutrido y con ganas de hacerle frente a los hierros.
En otro lugar hablamos
sobre la historia del Culturismo; pero no está de más recordar que dicha palabra
fue creada en Francia en las primeras décadas del siglo XX, aunque sus
antecedentes, a nivel de entrenamiento físico, se remontan al Siglo XVIII,
cuando Napoleón requirió a un Noble español para que entrenara a sus tropas de
infantería.
Dicho entrenamiento
consistía, básicamente, en un fortalecimiento y musculación de la parte
superior del torso y los brazos con lo que se conseguía aminorar el esfuerzo de
carga y aumentar la contundencia de los golpes de bayoneta; pero como dijimos
al principio de ésta introducción al Culturismo, el original y verdadero, el
Culturismo no es tan solo físico culturismo o cultura física.
Mucho menos es solo
musculación, aunque parece ser que las federaciones de culturismo han terminado
reduciendo el Culturismo a simples técnicas de musculación. Originariamente, un
culturista era una persona versada, generalmente relacionada con la medicina, y
que podía practicar diferentes disciplinas deportivas.
Desde esgrima a natación
pasando por las más diversas actividades gimnásticas y atléticas; pero entonces
¿desde cuándo se empezó a identificar al Culturismo con los gimnasios de pesas?
y ¿por qué?
Con la revolución
industrial, en el siglo XIX las gentes del campo se van trasladando a las
ciudades, convirtiendo éstas en extensos complejos urbanos. Aún no se habían
reinstaurado los juegos olímpicos modernos y por lo tanto no había, aún, los
polideportivos municipales de los que en la actualidad disfrutamos en nuestro
entorno urbano. Debido a esa carencia se desarrollaron los gimnasios a los que
asistía la clase más pudiente con el fin de mejorar su condición física.
Estos gimnasios para
hombres y para mujeres enseñaban muchas de las disciplinas gimnásticas que hoy
se consideran olímpicas; pero además disfrutaban del ejercicio con pesas, unas
pesas muy rudimentarias, nada que ver con la tecnología actual, y que servía a
los gimnastas para fortalecer los músculos de sus brazos y así facilitar la
ejecución de sus ejercicios gimnásticos.
La faceta más llamativa;
pero ni mucho menos la más importante del Culturismo fue la exhibición de los
cuerpos musculados; pero esto, a pesar de que se indica como un posible origen
del Culturismo antes de la creación de dicha palabra no deja de ser incierto. De
hecho, desde tiempo inmemorial en circos y medios afines existió el espectáculo
del Forzudo. Individuos capaces de levantar pesos enormes y en los que al
público se le invitaba a competir e intentar levantar dichas moles de piedra o
hierro.
Evidentemente los cuerpos
de dichos fortachones estaban extremadamente musculados y suponían la atención
de las miradas del público asistente. Todo el mundo puede estar de acuerdo en
que estos fueron los orígenes tanto de la actual halterofilia como de la
disciplina físico culturista del power lifting.
Y esto es lo que tenían a
su alcance los doctores que en el siglo XX dieron nacimiento al Culturismo.
Estas gentes que serían los precursores de la actual medicina deportiva y de
las técnicas de fisioterapia, comenzaron a tratar el ejercicio físico de un modo
científico estructurándolo y estudiando sus consecuencias en nuestro organismo
y sistema muscular de forma sistemática y minuciosa; pero evidentemente, para
ellos, solo suponía una parte muy pequeña del Culturismo.
Las pesas y los
dispositivos y aparatos que fueron inventando y que, evidentemente, se fueron
incorporando a los gimnasios ya existentes, estaban ideados para compensar las
deficiencias de las disciplinas atléticas y deportivas que practicaban.
Redescubrieron, como los filósofos de la antigua Grecia, que un cuerpo armónico
solo podía desarrollarse si se ejercitaban la mayor parte de los músculos
externos del cuerpo. Cosa que evidentemente no sucedía con la simple práctica
de una sola especialidad deportiva.
Con el tiempo, para
desgracia del Culturismo, se fue identificando el levantamiento de pesas y los
gimnasios con la más amplia disciplina culturista. Al masificarse los
gimnasios, hasta el día de hoy, fueron entrando personas que en realidad no
poseían algún interés en el Culturismo y lo que solo pretendían era tener más
fuerza y un cuerpo perfecto para atraer a las chicas.
Ese fue el comienzo del
fin del Culturismo verdadero dado que atrajo a una multitud de gente
acomplejada que solo buscaba su coraza muscular para hacer frente a sus deficiencias
psicológicas y de baja autoestima y hasta aquí y ahora hemos llegado.
Con este humilde trabajo
pretendemos mostrar al Mundo que el Culturismo es mucho más de lo que se nos
muestra. Que el Culturismo de los creadores franceses no necesita que se lo re
etiquete como natural o de otro modo.
El problema del mal uso
del término Culturismo lo tienen otros y desde aquí lo denunciamos poniendo los
puntos sobre las ies y mostrando la verdad desnuda pese a quien le pese y
aunque moleste a muchos que, por ignorancia, aun llevando muchos años de
práctica deportiva, no han conocido la importancia y lo mucho más que significa
ser culturista a secas, sin más etiquetas o apellidos reinventados.
Antonio Ruiz Alba (Entrenador
Personal Homologado)