"Enfermedad y Muerte"
-Nada tienen que ver-
Por educación y tradición vinculamos la muerte con la enfermedad; pero lo cierto es que estas dos cosas no poseen una relación, realmente, directa entre sí.
Ciertamente, la gente muere por accidentes, suicidios y como consecuencia de alguna enfermedad u homicidio; pero lo cierto es, que nadie muere si su hora no ha llegado; y ello, por muy duro que pueda ser el accidente, por mucho que se intente un suicidio y por terrible que pueda ser una enfermedad.
Sin embargo, hasta los propios médicos suelen decir que alguien ha muerto de cáncer, por un ataque cardíaco o porque, el fallecido, se ha tirado de un décimo piso o porque fue atropellado por un autobús; es decir, relacionamos un acto, potencialmente mortal, así nos ha sido inculcado, con la muerte; pero uno no muere hasta que no le llega la hora y esa hora viene escrita en el Libro del Destino.
Una Persona puede dedicarse a la actividad más arriesgada que se conozca; pero no morirá debido a su actividad si así no estuviese previsto. Con mucha probabilidad, su posible fallecimiento lo vaya a provocar algo muy distinto y ajeno a su vida cotidiana.
La cuestión es que solemos relacionar, como una cadena inmutable, la enfermedad, el dolor, el sufrimiento y la muerte. La enfermedad funciona como una fuente de experiencias; pero también como ajustes correctores para que, en el fondo, el Guión del Libro del Destino termine cumpliéndose lo más ajustado, posible, a lo que se tuvo en mente antes de encarnar.
Los grandes titulares del guión, como son el nacimiento y la muerte, se cumplirán siempre tal y como fueron planeados; pero la letra pequeña, la Trama del guión, está abierta para que improvisemos según la Norma del Libre Albedrío. Si nos ajustamos, mucho, al guión, la Calidad de vida será buena y la enfermedad, el dolor y el sufrimiento serán mínimos y ajustados a lo estrictamente necesario.
Por otro lado, si la enfermedad es por motivo, meramente, de experiencia, podrá provocar un dolor soportable, según sea el umbral del dolor sel Sujeto, o insoportable en caso de que nuestro Sistema Nervioso sea muy eficaz. Otra cosa es el sufrimiento y que tiene más una componente mental que biológica.
La Enfermedad, generalmente, transcurre con cierto nivel de dolor; pero según la preparación espiritual de los individuos, éste dolor será más o menos elevado. Hablamos de una sensación de dolor diferente, de las personas, ante un mismo mal.
Una Persona con un elevado nivel espiritual no mostrará su dolor a los demás y parecerá que no sufre enfermedad alguna. Ésto hace que el dolor físico no se traduzca en un sufrimiento mental, dando la sensación, ante miradas ajenas, de no estar padeciendo algún mal, aunque, en realidad, se trate de algo muy grave.
Si, por el contrario, el nivel de espiritualidad es bajo, la enfermedad no solo se manifiesta, externamente, mediante el dolor sino también por el sufrimiento mental y que se muestra en nuestro rostro y mediante nuestras acciones. Una Persona así, se está quejando a cada momento y realimentado, positivamente, su sufrimiento y, por lo tanto, amplificando su dolor. Estas personas suelen ser, para sus semejantes, tóxicas y actúan como vampiros emocionales.
Así, funciona la enfermedad, el dolor y el sufrimiento, haciendo la vida, a quien la sufre y según su estado mental y espiritual, más o menos soportable; es decir, afecta a la calidad de vida; pero no, a la fecha de caducidad del Cuerpo Físico, en tanto que ese aspecto pertenece a los grandes titulares y que, como hemos dicho, son inmutables.
Nosotros, en ese aspecto, somos los arquitectos de nuestras vidas y podremos hacer de ellas, o un lugar soportable o convertirlas en un auténtico infierno.
Creemos importante que todo el mundo conozcamos todo lo dicho, con el fin de cambiar nuestra actitud ante la vida, en el caso de que la estemos sufriendo en lugar de disfrutando sus experiencias, por duras que éstas puedan llegar a ser.
La muerte llega cuando tiene que llegar; es decir, cuando está previsto, en nuestro Libro del Destino, que llegue. Puede ser debido a una enfermedad que se está sufriendo o de la que no tenemos ni idea por transcurrir de firma silenciosa e indolora, por un accidente, suicidio u homicidio; pero ese Destino Final, al contrario de lo que nos han hecho creer, no tiene una relación directa con las enfermedades, cuyo objetivo es modificar nuestras conductas erróneas y no abandonemos el Camino prefijado.
Mientras más nos alejamos del guión original, más enfermedades, mayor dolor y, por lo tanto, mayor sufrimiento. Conforme nos alineamos con lo planificado en el Guión, las enfermedades decrecerán y, con ellas, el dolor y el consiguiente sufrimiento.
El sufrimiento puede estar asociado al dolor de una enfermedad en el Cuerpo Físico o no; es decir, el sufrimiento, al contrario que el dolor, puede ser de naturaleza exclusivamente mental sin que medie enfermedad física alguna. Entonces es cuando hablamos de dolor del Alma. Un sufrimiento que nada tiene que ver con el dolor físico; pero sí con emociones negativas como el miedo, el odio o la ansiedad. De ahí, que sea tan importante el permanecer sano tanto física como psíquicamente; y en éste caso, lo importante es la intención y el estar en consonancia con lo que nos dicta la conciencia; dicho de otro modo, mantener la conciencia tranquila.
Los rosacruces son médicos de cuerpos y de almas, con el fin de aliviar el sufrimiento y que las personas puedan corregir, sus caminos, por sí mismos; pero nada pueden hacer por aquellos que ya hayan atravesado, definitivamente, el umbral de la Muerte; en suma, la Enfermedad es un proceso correctivo más o menos largo.
La Muerte, por el contrario, es algo instantáneo y radical que nos hace cambiar, definitivamente, de mundo; es decir, morimos para un mundo para nacer para otro mundo distinto.
Éste Acto de la Muerte, al contrario que el Proceso de la Enfermedad, aún siendo imprevisible, estaba planificado. La Enfermedad, especialmente su dolor y sufrimiento, por el contrario, tienen más que ver con las acciones erróneas cometidas mediante nuestro libre albedrío en el hecho de vivir.
Aralba R+C