jueves, 12 de mayo de 2022

62 Lección, Sexto Grado, Segunda Orden

 "Cuando el bien de una minoría debería de estar supeditado al bien de la mayoría"


Lo que parece bueno, en el corto plazo, para los individuos podría resultar desastroso, en el largo plazo, para la Especie.


Aumentar la protección temporal del Individuo, mediante las vacunas, podría resultar en una disminución drástica de las defensas naturales en la Especie y su deriva hacia la extinción.


Es en el segundo film de Star Trek, "La Irá de Khan", donde el Sr Spock pone de manifiesto la premisa de que el bien de uno solo está supeditado al bien de la mayoría, sacrificando su vida para salvar a la tripulación de la Enterprise. Pero, al parecer, la Humanidad, a día de hoy, no termina de comprenderlo.


El Miedo a morir produce un egoísmo intrínseco que prima el individualismo egoico del individuo sobre el sentimiento comunitario del Colectivo Humano. 


Nosotros, en tanto que individuos de una Especie, somos meras células de un cuerpo mucho mayor, como lo es una hormiga o una abeja respecto de sus hormiguero o colmena. Si mueren una, diez o cien hormigas o abejas, el hormiguero y la colmena pueden seguir adelante; pero si estos desaparecen, ya no habrá más hormigas o abejas.


Con el fin de preservar la vida del individuo de la Especie Humana se ha desarrollado una importante investigación médica que incluye la practica de inmunizaciones masivas mediante las vacunas y eso está bien; pero también trae consigo un efecto secundario importante que es fácil de entender incluso para un profano en ésta Materia.


Cuando, desde fuera, mediante inoculaciones, estamos inmunizando a un Organismo, su natural Sistema Inmunitario se relaja y esto ¿Que quiere decir? Que se vuelve, cada vez, menos efectivo pudiendo llegar a anularse por completo y dejando las defensas propias tan bajas que se dependería, al ciento por cien, de los planes de vacunación estatales; llegando hasta el punto de que, estaríamos protegidos, mediante las inoculaciones, contra virus extremadamente peligrosos pero inermes ante la proliferación de otros virus que se tuviesen por menos nocivos para la vida humana. 


Esa inmunización colectiva es la que proporciona la Naturaleza con el fin de proteger a las especies y a la que la Medicina denomina como "Inmunización de Rebaño"; es decir, muchos se infectan y unos pocos fallecen; pero, con el transcurrir del tiempo y de la enfermedad, el grupo queda inmunizado y protegido contra la enfermedad.


Pero claro, eso solo puede suceder si el Sistema Inmunitario de los individuos es fuerte y no ha sido, sistemáticamente, modificado mediante los planes periódicos de vacunación. Nadie está en contra de las vacunas. Éstas han salvado infinidad de vidas, de enfermedades tan graves como la Polio o la Viruela entre muchas otras; pero entendemos que, en casos concretos, como puede ser la Influenza o Gripe estacional, que nuestros organismos están, salvo casos excepcionales y muy concretos, preparados para defenderse de sus patológicas consecuencias.


No nos engañemos, los programas de vacunación de la Gripe están pensados para disminuir las bajas laborales de los trabajos y así aumentar la productividad empresarial; es decir, la capacidad de generar dinero para los empresarios, los estados y los organismos financieros. Una oleada de Gripe puede suponer muchos días de baja laboral y pérdidas económicas. En éste sentido, los seres humanos somos vistos como meras herramientas para cumplir una función meramente economicista. Se nos ha convertido en un "Homo Economicus", deshumanizándonos del todo y transformándonos en un mero aparellaje al mismo nivel que una garlopa o unos alicates.


Es un error considerar que mientras más vacunas tengamos en nuestro cuerpo más inmunizados estaremos, en tanto que el propio Sistema Inmune interno, por una Ley Natural, al ser sustituido por medicamentos externos, se relaja e inhibe hasta el punto de llegar a convertirse en algo inútil cuando, en verdad, se requiriere su plena funcionalidad.


Así, por intentar proteger, de una forma egoísta, capitalista diría yo, la integridad laboral del Individuo, estamos transformando a nuestra Especie en débil y sujeta a terribles infecciones por enfermedades, que de otro modo, podrían haber resultado insignificantes.


Todo ello es el resultado de una descreencia generalizada que ha instalado el miedo a enfermar y morir en la mente de los individuos de nuestra Especie; sin entender, que, a parte de ser extraordinariamente valiosos como individuos, no dejamos de ser otra cosa que partes o células de un Ser mucho más grande e importante, que es el Colectivo Humano. El Individuo siempre debería de estar dispuesto a sacrificarse por el Colectivo; pero claro, al eliminar del Individuo un Sistema de creencias y Moral determinado, (Familia, Patria, Dios, Vida después de la muerte…) que favorezca esa actitud, es como si hubiésemos destruido la argamasa que une los ladrillos del Colectivo. Así un Edificio no puede mantenerse en pie y una Especie Animal, como la nuestra, la Humana, tampoco.


Está claro que si esta locura de contínuas inoculaciones se extiende en el Tiempo, de forma sistemática, lo único que se conseguirá, en el futuro, es una Humanidad más débil y con más posibilidades de extinguirse como Especie.


No estamos en contra de las vacunas, que se entienda bien, sino de un uso abusivo de las posibilidades que nos proporciona la Medicina actual.


Es una falacia arrogante considerar, seriamente, que la Ciencia, fruto de la Personalidad humana, puede mejora la Evolución Natural fruto de la planificación del Espíritu Divino


Aralba R+C