martes, 16 de febrero de 2016

Cumpliendo asignaturas pendientes

Es imposible saber cuál es la penúltima asignatura que tenemos pendiente con la vida; dado que la última, de forma indiscutible, es el encuentro con el paso fronterizo al que se denomina como muerte; pero sí puedo decir que después de habernos aplicado en el mundo de la electrónica y de la fotografía y haber realizado algunas incursiones en el mundo del misticismo y de la espiritualidad puedo deciros que ya cercano a los 60 años, andamos a las puertas, hemos decidido retomar uno de nuestros sueños de la pubertad y adolescencia: tomarnos muy en serio la salud de nuestro cuerpo y su reconstrucción, dentro de lo posible.


Recuerdo cuando de chaval, pasados los 17 años, adquiríamos con el dinero de nuestro trabajo, de vez en cuando, alguna revistilla de físico culturismo y que debíamos de mirar como a escondidas; dado que por aquella no tan lejana época, aquello era visto como algo de MARICONES.

Mi tío Blas poseía, en su casa, un halterio y unas mancuernas realizadas con tuberías metálicas de fontanero, latas grandes de conservas y rellenas con hormigón. Alguna vez y a escondidas tratamos de levantar aquel poderoso halterio; pero jamás pude conseguir levantarlo. Desde aquella lejana época infantil, fue para mí como una especie de amor secreto que ha venido latente conmigo hasta el día de hoy.

Es cierto que la primera vez que entré en un gimnasio fue para realizar kárate, en el Gimnasio de Miguel Ángel Serrano, que fuera campeón de España y excampeón de Europa y que terminara sus días de forma tan triste tras un accidente automovilístico; pero pronto me di cuenta que, tras un par de golpes recibidos con una furibunda e inexplicable rabia, descubrí que lo mío ni era la competición ni la violencia.

Años más tarde, estando casado y sumido en una de las grandes crisis que ha atenazado a este nuestro País,  no nos quedó más remedio que acercarnos al Mercado de Abastos Merca Madrid, donde estuvimos cargando los camiones y furgonetas de los fruteros que allí iban a comprar los productos. Mozo de carga o de cuerda se nos llamaba y así nos tiramos una buena temporada y donde recibí mi primera e importante lesión en la zona lumbar tras un infortunado accidente. Aquello nos sirvió para acercarnos a un antiguo Gimnasio de la zona de Villaverde, Madrid, donde realizar ejercicios de rehabilitación.

Aquello duró hasta que tuvimos, por motivo de trabajo y dada la lesión que teníamos, que marchar de Madrid hacia la ciudad de León para trabajar como oficinista e informático primero y compatibilizándolo con las ventas después. Allí entré en contacto con un moderno gimnasio de Fitness que no se encontraba demasiado alejado de mi lugar de trabajo y allí estuve entrenando hasta que mi Tío, el Director de la Empresa, decidió que tenía que enviarme al Pueblo de Ponferrada para coordinar el Sistema Informático de la Delegación que allí se abrió.


Hasta la época en que viajé a León para tomar un trabajo sedentario mi estructura corporal había sido delgada. De hecho era tan delgado que cuando me casé, con 23 años, con 170cm de estatura, solo pesaba 59Kg. Estando trabajando en Merca Madrid jamás pasé de los 70 Kilos; pero al cambiar mi ajetreada y física actividad hacia otra más liviana, nos cambió el metabolismo y empecé a engordar.

El culmen de todo ello lo alcancé hace poco más de un año, tras habernos quedado sin trabajo y haber fallecido nuestra madre. Sólo, entré en un estado pre depresivo y por el que retomé algún vicio como el tabaco que junto a la inactividad y un sobrepeso que me llevó a los 94 kilos, propició que empezara a notar los síntomas de una frágil circulación de la sangre, picores y arañas vasculares, en las extremidades inferiores. Me entró miedo, mucho miedo os lo puedo asegurar.

De golpe, sin venir a cuento, me vino a la cabeza ese amor no completado de la infancia donde veía esas revista de culturismo con cierta envidia y decidí levantarme del sillón, abandonar todo tipo de vicios, y buscar en Internet algún lugar donde formarme, no un Gimnasio de low cost, donde apenas hay monitores y si los hay no sabes bien la formación que pueden tener; sino un Curso, una Carrera, algo con lo que poder formarme yo y convertirme en mi propio Monitor, en mi propio Formador.

Y en esa historia andamos inmersos, preparándome, con 90 kilos, como monitor de musculación y entrenador personal con conocimientos de nutrición deportiva. 

No os hagáis ilusiones que acabo de comenzar como aquel que dice y mis sesiones de trabajo de fuerza las realizo en casa con mi halterio, tres juegos de mancuernas, tensores de goma y antiguos artilugios de probada eficacia. 

Adjunto os pongo algunos de los juguetitos con los que machacamos nuestros ya ancianos y maltrechos músculos. Espero que disfrutéis con estas humildes aportaciones y si podéis sacar algo en claro que os ayude a mejorar vuestra forma física, mejor que mejor.

Desde aquí, hasta que nos encontremos verdaderamente formados para ayudar a otros, intentaré mostraros algunos consejos y sugerencia para motivaros y convertiros en los propios arquitectos de vuestro propio Cuerpo, al menos hasta que yo me haya convertido en un Entrenador cualificado y queráis contratar mis servicios.

Quiero que sepáis que no he escatimado en gastos y la Formación la estamos tomando de uno de los centros de Fitness más importantes de Madrid y de la mano de uno de los grandes, el Campeón de Madrid.

Aralba