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miércoles, 7 de septiembre de 2016

Tu Entrenador Personal

En primer lugar tendríamos que ver lo que es y lo que no es un Entrenador Personal. Un Entrenador Personal no es un fontanero, un electricista o un albañil; pero si su interés, el de usted, es convertirse en fontanero, electricista o albañil muy probablemente necesitará un entrenador personal fontanero, electricista o albañil; en tanto en cuanto requiriese una enseñanza individual y personalizada a medida.

Ahora se utiliza mucho el Palabro Coach para referirse al Entrenador y Coaching al hecho del entrenamiento; pero tampoco hablamos de eso, de Coaching, lo que viene a ser una disciplina relacionada de forma íntima con la psicología; pero un Entrenador Personal debe de ser un poco psicólogo para andar un paso por delante de las necesidades de su Cliente. Eso no quiere decir que un Entrenador Personal tenga que haber realizado un costosísimo Curso de Coach psicológico.

Si eres un atleta, gimnasta, nadador o practicante de cualquier otro tipo de deporte, sea individual, como la halterofilia o la gimnasia de aparatos, o colectivo como el futbol o el baloncesto y necesitas profesionalizarte o mejorar en tu disciplina necesitarás un Entrenador Personal especializado en tu Deporte y que, de forma general, suele tratarse de un antiguo practicante de dicha disciplina; en dicho caso, no estamos hablando de un Entrenador Personal sino de un Entrenador de Futbol, de Baloncesto, de Halterofilia o de Gimnasia de aparatos.

Un Entrenador Personal tampoco es un médico deportivo, un fisioterapeuta o un quiropráctico (el masajista de toda la vida), aunque pudiera tener conocimiento de todo ello; pero esas no son las habilidades de lo que se ha venido a denominar como Entrenador Personal.

El Entrenador Personal, desde mi particular punto de vista, surge de la necesidad de los ciudadanos normales, no atletas, gimnastas o deportistas profesionales, de sobreponerse a una actividad diaria, por nuestra forma de vida urbanita, que va en contra de nuestra naturaleza.

El Cuerpo Humano, es un instrumento animal, que tenemos todos los seres humanos para poder manifestarnos y adquirir experiencia y, como tal instrumento, está necesitado de una serie de atenciones, ahora especiales; pero que en su día eran perfectamente naturales, cuando no era urbanita, pues tenía que cultivar, cazar o pastorear para poder sobrevivir. Tenía que luchar o huir de los depredadores para conservar su existencia.

Hoy, salvo en lugares concretos sujetos a conflictos bélicos, eso no sucede y nuestro cuerpo está sujeto a los males del vicio y la comodidad. Vicios como los hábitos de fumar y beber en exceso y la comodidad de mantenerse sentado o tumbado durante muchas horas ante un terminal de ordenador o viendo las adictivas series de televisión y las competiciones deportivas.

Llega un momento en que nos sentimos mal porque nuestro cuerpo no está preparado, genéticamente, para la inmovilidad y acudimos a nuestro médico de cabecera para que nos soluciones nuestros problemas. A partir de aquí entramos en una dinámica medicamentosa que más que solucionar de raíz nuestro problema se suma a nuestros males produciendo dañinos efectos secundarios.

A partir de aquí tenemos dos opciones, o continuar con nuestros hábitos de vicio y comodidad sumando nuestra nueva adicción medicamentosa o, sin romper la relación con nuestro médico de cabecera, algo nunca recomendable, empezar a sistematizar nuestras prioridades teniendo en cuenta las necesidades básicas de nuestro cuerpo (el movimiento)

Supongamos que hemos tomado la decisión adecuada y nos ponemos a darle marcha a nuestro cuerpo. Está bien; pero hay un pequeño problema, y es por lo que es tan necesaria la figura del Entrenador Personal.

Partimos de un estado anómalo consecuencia de muchos años de malos hábitos. No somos unos niños que recibimos clase de Educación Física en la escuela, somos trabajadores del sector servicios que nos tiramos 10 o 12 horas sentados frente al ordenador, que nos trasladamos al trabajo y del trabajo a casa en automóvil o servicio público, generalmente sentados y que, cuando llegamos a nuestro hogar solo queremos tumbarnos en nuestro sofá favorito, ponernos un vaso de whisky y ver la televisión durante unas cuantas horas más hasta que nos vayamos a acostar, repitiendo esta rutina todos los días sin parar.

En esas circunstancias, no especiales, sino tan habituales, ponernos a darle marcha al cuerpo, a diestro y siniestro sin un rigor y medida razonables puede suponer que como poco nos lesionemos y en el peor de los casos nos dé un síncope, colapsando nuestro corazón, y perdamos la vida. Menuda gracia ¿no es así?

La labor y la razón de ser de un Entrenador Personal es evitar, todo lo posible, que eso suceda. Primero atenderá a su cliente con una entrevista previa con la que, mediante un amplio cuestionario, comprobará el estado general de su futuro Entrenado. Tomará sus medidas antropométricas y solicitará a su futuro cliente un certificado médico que evite, en el futuro malas consecuencias. Es cierto que hay casos muy concretos en los que el ejercicio pudiera estar contraindicado y eso solo su médico de cabecera y, quizá el cliente, lo saben.

No conforme con lo anterior, el Entrenador Personal, evaluará personalmente a su entrenado, yendo con él a realizar los ejercicios que haya considerado más adecuados para su cliente y ajustándolos, en tiempo y forma, según lo vaya considerando conveniente.

Un Entrenador Personal es responsable de la integridad física de su cliente, en tanto en cuanto éste último cumpla con las directrices e indicaciones de su Entrenador Personal. Estando acompañado de éste no habrá problema alguno pues ya se encuentra pendiente de que su pupilo no cometa errores catastróficos; pero…

Un Entrenador Personal no es nada barato, entre 30 y 50 euros la hora (a 07/09/2016) y en algunas ocasiones bastante más caro; pues todo el mundo tiene que vivir, y para resultar más económico y asequible a todo el mundo el Entrenador pasará con su Cliente o una hora a la semana o al mes, según hayan acordado; por lo tanto, el Entrenador deberá realizar unas tablas y rutinas de ejercicios para que su cliente las cumpla lo más disciplinadamente posible, incluso durante el tiempo que no pueda estar él presente.

No obstante, la atención de un Entrenador Personal no queda restringida a esa hora semanal o mensual, según los casos, sino durante toda la vigencia del Contrato sea éste por escrito o de palabra; es decir, cualquier duda que le surja al Cliente será respondida por teléfono u otros medios electrónicos como wasap o email y, de ser necesario y si el Cliente así lo estima, acordar un día más o adelantar el día del entreno para solucionar las posibles dudas.

Un Entrenador Personal no tiene por qué ser, tampoco tiene por qué no serlo, un deportista de élite o un Entrenador de una disciplina deportiva determinada; pero sí es cierto que él mismo debe de haber sido entrenado para poder entrenar a sus clientes proporcionándoles las rutinas de ejercicios más adecuados a sus necesidades personales y estructura corporal, con el fin de compensar en favor de su organismo y, por lo tanto, de su mente, todos aquellos malos hábitos adquiridos durante tantos años, consecuencia de una Sociedad enferma y que les ha conducido a un modo de vivir no natural e insano.

Si sientes la necesidad de cambiar tu vida, hazme caso, busca un buen Entrenador Personal que te sitúe en el Camino de la Salud y el Bienestar.



Antonio Ruiz Alba (ARALBA)
Entrenador Personal