"Amor es la Ley"
-La "Orgia" como sucedáneo del Pleroma-
Hay dos mundos y estos son muy diferentes entre sí. Uno lo conocemos y es éste, el otro lo hemos olvidado aunque mantenemos un recuerdo subliminal y que intentamos, valdíamente, replicar en éste mundo.
El otro Mundo, del que hablamos, es el Pleroma y donde no existe la individualidad, siendo todos Uno, en tanto que somos como células de un mismo Ser y que se encuentran en plena comunión, espiritual, entre sí.
Del mismo modo que nuestra imagen, en un espejo, se encuentra invertida; nuestro Mundo, como imagen reflejada del Pleroma, aún pareciendo el Mismo Mundo, funciona con premisas diferentes.
Así, lo que en el Pleroma no es dañino, aquí te mata. Lo que allí es fruto del amor más puro, aquí lo es de la lascivia y la sensualidad.
Nuestro Espíritu, originario del Pleroma, no es monógamo; pero acá, por cuestión de vida o muerte, los humanos debemos de serlo. En tanto que en el Pleroma todo está unido en una sola cosa, aquí está separado y el intentar emular lo que sucede en el Mundo Original, lo denominamos Orgía y Promiscuidad.
La monogamia tiene un sentido práctico y sanitario. La conformación de núcleos familiares es una necesidad con el fin de proteger y cuidar, adecuadamente, a la progenie. La promiscuidad, a día de hoy, en éste mundo es una fuente de enfermedades mortales, tanto mentales como corporales.
Intentar replicar lo que sucede en el Pleroma, entre las Células Espirituales, solo puede ser fuente de dolor, sufrimiento y muerte, porque nuestros cuerpos son muy frágiles y solo pueden soportar los fluidos de unos pocos individuos. Cuando una Pareja se une en sagrado matrimonio corporal, sus cuerpos se están inmunizado, entre sí, de sus propias enfermedades latentes. Así, en la pareja, se produce una inmunización natural mutua y por ello se dice que tras conocerse, entre sí, serán "una sola carne".
El Organismo de los seres humanos no está preparado para soportar contínuos y múltiples ataques víricos y bacterianos procedentes de diferentes individuos y es, por ello, que la experiencia humana, en un sentido profiláctico, terminó conduciendo a las relaciones estables de pareja, huyendo de una promiscuidad que habría reducido, drásticamente, nuestra esperanza de vida como Especie.
Así tenemos que, mentalmente, independientemente de lo que alguien diga, somos promiscuos y tendentes a congeniar con cualquiera; pero si esto se trasladase tal cual, al mundo de los sentidos materiales, se convertiría en una orgía de fluidos cargados de bacterias, virus y hongos que nos trasladaría hasta una condición de meros animales con una baja esperanza de vida.
Esa tendencia mental a agruparnos en orgías, que generalmente, no suelen llevarse a cabo por los denominados tabúes morales, procede de ese recuerdo subliminal de nuestra estancia original en el Pleroma, antes de llegar a éste mundo. En el fondo, no entendemos nuestra separación e individualidad. Por dentro, hay algo que nos dice que no debemos encontrarnos separados de los otros y que nuestros pensamientos deberían ser libres y comunes entre todos; pero lo cierto es que, en éste Mundo, en tanto que reflejo imperfecto del Pleroma, solo provocaría destrucción y muerte.
Sí, porque no se trata solo de una condición psicológica que pudiéramos cambiar. No se trata de mentalizarnos con que podemos replicar la Comunión del Pleroma en una Orgía de sexo Universal. Simplemente no se puede porque lo que es bueno útil y positivo en su lugar de origen es malo inútil y negativo en el Mundo Espejo, aquí.
Mientras que la Comunión, en el Pleroma, es fuente de puro Amor, en éste Mundo, su réplica, como promiscuidad carnal, resulta en conflictos psicológicos y enfermedades mortales de todo tipo.
Ahora podrás entender esos pensamientos inconfesables que todos tenemos y que no podemos compartir con nadie. Hay cosas que a todos nos gustaría realizar pero no las podemos hacer, no solo porque son prohibidas por la costumbre sino también porque no son sanas y son fuente de trágicos problemas. No está mal reconocer nuestros pensamientos lascivos; sobre todo, cuando reconocemos cual es su origen, en tanto que un intento de remedar una situación pasada, ya olvidada; pero cuyo recuerdo aún se mantiene en forma de un pequeño resquicio mental.
Ahora ya conoces que esos pensamientos promiscuos y lascivos no provienen de Satanás ni de ninguna otra Entidad diabólica; pero, ahora, también conoces el por qué no deberías conducir esos pensamientos y deseos hasta su cumplimiento carnal, en tanto que no es prudente conducirnos por un Camino que, en éste Mundo, en lugar de verdadero Amor Espiritual, está plagado de degradación y destrucción.
Piénsatelo mucho antes, cuando seas invitado a cualquier orgía carnal. Con mucha probabilidad podría conducirte a un pozo sin fondo del que te resultaría muy complicado el poder salir.
Recuerda que te encuentras al otro lado del espejo y que lo que es bueno en uno de sus lados, no lo es, en absoluto, del otro.
Aralba R+C