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martes, 19 de abril de 2022

58 Lección, Sexto Grado, Segunda Orden

 "Orientación acerca del tratamiento de las psicopatías"


-Corrigiendo los problemas de desestructuración de la Personalidad-


Sirva este breve trabajo como una mera orientación; en tanto que no existen dos casos iguales y es, por lo tanto, el propio Terapeuta quien deberá de discernir, sobre la marcha, el tratamiento o los tratamientos indicados.


Hemos visto que una gran parte de los trastornos mentales están relacionados con problemas con la deficiente estructuración de la personalidad y que, esa sistematización errónea es consecuencia del sometimiento a periodos de un gran estrés prolongado en el tiempo.


Que tanto el Terapeuta como el Paciente conozcan el origen del Problema es crucial para afrontar su sanación, dado que la ignorancia del Tema solo provoca incertidumbre, miedo, desesperanza, estrés y ataques de pánico que, de persistir en el tiempo, resultará en una rendición infructuosa de los líderes que mantienen estructurada la Personalidad y que podrían conducir al suicidio físico o al suicidio mental, tirar la toalla; es decir, básicamente, hacia la Locura.


También hemos visto que, al contrario de lo que se tiene entendido, los tratamientos religiosos, como los exorcismos, no son, en modo alguno, la mejor solución, en tanto que se enmascara el Problema con un falso conocimiento que interfiere con la que sería la verdadera y única solución: El Conocimiento por parte de los yoes de la Personalidad de lo que realmente les está aconteciendo; porque el problema es que están luchando, a ciegas, contra algo que no son capaces de entender ni, por lo tanto, de afrontar con alguna esperanza de solución permanente.


El sentimiento religioso puede provocar un feedback o realimentación positiva (amplificación), que solo conseguirá aumentar el problema en lugar de minimizarlo, en tanto que si se considera, erróneamente, la posibilidad de una posesión por entidades externas,  eso podría llevar a una complicación de la desesperanza, al considerar que se podría estar combatiendo a entidades externas y a las que, probablemente, no se podría vencer.


No, la realidad es muchísimo más simple y provocada por el desconocimiento de la realidad, primero, y de una realimentación supersticiosa después. Todo ello hace que la percepción, por parte de la Personalidad, de la verdadera naturaleza mental/fisiológica de la enfermedad no pueda verse y, consecuentemente, sumir al paciente en un pozo negro donde lo único que puede crecer es la impotencia ante lo desconocido.


Llegados a éste punto, tenemos que ser sinceros y aclarar que la Curación depende, casi en su totalidad, del Paciente y de su actitud ante el Problema; es decir, si acepta la realidad de lo que le está sucediendo o prefiere permanecer anclado en la superstición que lo mantiene en su enferma situación. 


Evidentemente, el terapeuta debe de ser lo suficientemente convincente como para, mediante charlas, más bien un constructivo diálogo, hacer despertar, a su Paciente, a la Realidad. Eso es lo más importante, pues una vez conseguido, la comprensión inundará a la Personalidad y se abrirá al único tratamiento efectivo posible: "Un buen baño de Realidad"


Es por ello conveniente que el Terapeuta no solo sea una Persona medianamente carismática sino poseedor de una gran empatía hacia sus pacientes, con el fin de poder transmitirles certeza y confianza. Certeza y confianza de que van por el camino correcto. Así, también, es imprescindible que el Terapeuta sea un Profesional Sanitario que domine acerca lo que estamos hablando y no sea susceptible de ser interferido su trabajo por supersticiones religiosas o de cualquier otra índole. Es importante que su capacidad de convicción este suplementada con algunas poderosas técnicas de hipnosis; pero nunca hasta el punto de que el Paciente pudiera crear una fuerte dependencia del Terapeuta.


Llegados a éste punto comienza la Terapia en sí y consiste en abrir una ventana hacia la Luz de la Verdad:


Aceptar que toda Persona, aún siendo única, está constituida por una multitud de seres, yoes, debidamente jerarquizados y donde estos, mediante un Sistema previamente planificado, se van relevando ante determinadas circunstancias de la Vida con el fin de afrontarlas del mejor modo posible. Punto primero. Que todos llevamos en nuestro interior a un Doctor Jekyll y a un Mr Hyde.


Que debido a factores externos, internos o externos e internos, se pueden provocar graves traumas estresantes que pueden romper la estructura, aparentemente monolítica, de la Personalidad y dar lugar al padecimiento derivados de la desestructuración de la Personalidad, en nuestro caso, la particular psicopatía. Punto segundo.


Solo cuando el Paciente haya aceptado todo lo anterior es que podremos dar el salto hasta el siguiente punto. En caso contrario, es mejor insistir en los dos puntos anteriores antes de continuar, porque, de lo contrario, solo estaríamos inundando al Paciente con una información que, al no haber sido digerida y asimilada, solo podría aumentar su extrañeza y confusión.


Hasta aquí, hemos explicado, con detalle, a nuestro Paciente el origen y causa de su dolencia; pero ahora toca explicarle cuál será su camino particular a seguir para afrontarla y corregirla, en tanto que ya no posee subterfugios o salidas laterales para ir evadiendo la confrontación con el Problema. Aceptar que ha tocado fondo y se encuentra en un estado inevitable de rendición, como personalidad, es evidente; pero ahora toca dar el siguiente paso: rendirse ¿ante que o ante quién?


Ante su Ser Interno, ante su verdadero Ser Espiritual y que mora en lo más profundo de su interior. Ante Cristo tu Señor.


Has llegado a la conclusión de que tú, por ti mismo, en tanto que Personalidad, que Yo, no puedes continuar con la solución de tu Problema Existencial. Es algo que te supera, lo has reconocido y eso es importante; pero ahora debes de implorar la ayuda y no de alguien exterior, como un Sacerdote, un Psiquiatra o tu Pareja. Esas personas pueden estar muy bien intencionadas; pero no está en sus manos poder solucionar tu Problema. Solo tu Ser Interno puede, no solo ofrecerte ayuda, sino el salir, por completo, del atolladero en el que te encuentras sumido.


En soledad mejor, si lo deseas, rompe a llorar, no te cortes y solicita su ayuda. Dile que has alcanzado tu límite y que, en soledad, ya no puedes más. Solicita a tu Ser Interno, no te cortes en llamarlo Cristo si lo deseas, que tome el control del barco pues las aguas por las que navegas te son desconocidas. Entrégate, en Cuerpo y Alma, a tu Espíritu Santo, relájate, y dejate llevar por Dios, pues ese Ser que siempre ha convivido contigo su personalidad, es el mismo Dios. Ponte en sus manos y da gracias por todas las penalidades por las que has pasado, pues ellas te han conducido a la Luz de la Verdad y a rendirte ante la presencia de Dios que siempre estuvo dentro de ti y jamás te abandonó.


Será a partir de ese instante, de aceptación de Cristo como tú Salvador personal y que nada tiene que ver con alguna Iglesia o Religión, que tú Personalidad, tras rendirse, se reestructurará y se irá dando en sacrificio para alimentar al Nuevo Ser, tu Ser Interno, hasta desaparecer por completo en una suerte de completa asimilación y, en donde, no se habrá perdido la Consciencia de tu Personalidad, ni su memoria; pero, ahora, todas aquellas cosas que te afectaban de forma negativa ya no lo harán, pues quien ahora gobierna la Nave, su Capitán, ya no es una personalidad mortal, sino el propio Dios, tu Ser Inmortal.


Aralba R+C