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viernes, 26 de noviembre de 2021

25 Lección, Sexto Grado, Segunda Orden

 "Ritual de Curación 2"


-La parte del Paciente-


Antes de comenzar hay que explicar a todos nuestros lectores que, además de que estas experiencias, como poco, son inócuas para la Salud, del mismo modo, no están contraindicadas con cualquier terapia sanitaria, ya sea alopática u otras, y muy, muy importante: ¡Se aconseja seguir, siempre, las directrices de los médicos de cabecera o especialistas, si ese fuera el caso! La Terapia Rosacruz no es alternativa de nada; tan solo se trata, nada menos, que de un Cura Integral de Carácter Espiritual.


En la Lecciones anteriores expusimos un Ritual de Curación para todos aquellos estudiantes rosacruces que deseen colaborar con los rosacruces, como asistentes invisibles, en la sanación de los enfermos, estando dispuestos a canalizar la energía curativa del Campo de Sanación Rosacruz, el cual es parte integral del Campo Chrístico Universal. 


Ahora toca indicar el trabajo ritual, siempre interno, que deben de realizar todos aquellos que, de una u otra manera, soliciten a la Rosacruz, algún Trabajo de sanación. 


Dado que los rosacruces, generalmente, trabajan en los planos internos, no es necesario que se mandé una misiva a algún lugar determinado, salvo que la propia Rosacruz se hubiese puesto en contacto con ustedes y les requiriese alguna cosa como una foto dedicada o una carta manuscrita con tinta de estilográfica.


Este, vamos a denominarlo Ritual, está constituido de dos partes. Una que se desarrolla en Estado de Vigilia, entrando en meditación, y otra, una vez que el paciente se encuentra durmiendo y de lo que no vamos a tratar demasiado, pues pertenece a la experiencia personal de cada uno. 


Si en el Plano de la Realidad, la experiencia humana se encuentra muy personalizada, en los planos internos éste hecho está mucho más magnificado.


Si conocemos donde dirigir nuestra Solicitud, coordinaremos, en lo posible, nuestro Ritual para que coincida, en el tiempo, con el Ritual de Sanación de algún o algunos auxiliares invisibles; en todo caso, no pasaría nada y buscaríamos una hora cercana a la de irnos a dormir.


La Sala de Meditación debe de estar bien ventilada, con una luz atenuada y un silencio sepulcral, solo roto por la música de relajación que será una pieza de música clásica sin estridencia o cambios bruscos u otra música tipo Celta o Chilaut, a un volumen que no moleste; pero que no obligue a prestarle una exagerada atención.


Necesitaremos un Símbolo que se utilizará como receptor de la energía curativa y como transceptor para comunicar con el Hermano Adepto Médico o con sus asistentes invisibles. Este Símbolo, a ser posible, deberá de ser realizado por el propio paciente o, en caso de no serlo, por alguien de extrema confianza, como un padre, un hermano o una esposa o esposo. 


El Símbolo es "Una Cruz de madera con cuatro rosas "rojas" secas, de tela, papel o plástico, grapadas a las cuatro extremidades de la Cruz; pero en torno al centro de ésta, dejando libre el centro para colocar una fotografía nuestra firmada con tinta, por detrás, y que será copia fiel de la que hayamos remitido a la Institución Rosicruciana. En ese centro, opcionalmente, en lugar de la foto, podemos sustituirla por un medallón que puede ser desde un simple pentagrama, un tetragramatón o un ojo de los que venden contra el mal de ojo. Una vez finalizado el ritual, podremos colocarlo, ya cargado, alrededor de nuestro cuello para llevarlo a diario junto a nosotros. Dado este caso, la foto con el reverso firmado con tinta líquida, la dejaremos abajo, boca arriba cerca de la base de nuestra simbólica Rosacruz.


Nuestro Símbolo lo colocaremos, acompañado de una vela blanca o rosa encendida, sobre una mesita o un aparador y frente a ésta una silla que posea un respaldo cómodo.


Llegada la hora adecuada y estando todo perfectamente organizado, nos sentaremos con la espalda recta, los pies y las rodillas juntos y las manos sobre nuestros mulos con, muy importante, las palmas boca arriba.


"Entornaremos los ojos y procederemos a relajarnos con una respiración natural y acompasada, pidiendo a cada parte del cuerpo que se relaje hasta casi no sentirlos, comenzando por los dedos de los pies…, continuando por las piernas... el bajo vientre..., el abdomen…, y las extremidades superiores..., terminando con la espalda..., las clavículas... y la propia cabeza...


Una vez que nos encontremos profundamente relajados, visualizaremos un fino rayo de luz blanco que sale de nuestro entrecejo para impactar con el centro de nuestro Símbolo, hasta perderse en lo invisible y desconocido, penetrando hasta lo más profundo de los confines siderales…


Mientras, no dejamos de visualizar nuestro rayo de luz colisionando con la cruz, para, de pronto, vernos trasladados a un lugar hermoso y de extraordinaria belleza constituido por un frondoso bosque de verdes hojas, frutos maduros y deliciosamente olorosos…


En ese bosque, en su centro existe un claro en donde se encuentra una luminosa y etérea cruz blanca con cuatro hermosas rosas rojas, girando, cerca de su centelleante centro. Nos acercamos a ella y nos quedamos mirándola  fijamente y de frente…


De entre los árboles del Bosque surgen, de manera paulatina, uno, dos, tres, hasta trece monjes encapuchados, vestidos con túnicas de un blanco inmaculado y a los cuales no podemos verles el rostro. Ellos nos rodean, en la posición que nos encontramos, a nosotros y al símbolo de la Rosacruz…


Buscamos con las manos, dentro de nosotros, el Órgano que consideramos que tenemos enfermo y, dándonos la vuelta, se lo entregamos justo al monje que se encontraba detrás nuestro…


El treceavo Hermano de la Rosacruz coloca, el Órgano, en una vasija de plata, lo mira con sus refulgentes ojos y lo pasa al resto de los otros doce hermanos, los cuales realizan la mísma operación de rastrear el Órgano enfermo con sus luminosos y brillantes ojos…


Cuando la vasija, con el Órgano, retorna al treceavo hermano, éste nos la muestra acercándola a nuestras manos. Entonces retomamos el Órgano de la vasija con nuestras manos y lo llevamos a su lugar de procedencia dentro de nuestro propio cuerpo…


Los Hermanos se van retirando en silencio hasta desaparecer entre los árboles del bosque. Nos volvemos a girar hasta encararnos con la majestuosa y luminosa Rosacruz. Permanecemos mirándola durante unos instantes…


En un instante, vemos cómo nuestro luminoso y etéreo cuerpo es atraído y absorbido por el centro de la Rosacruz…


Nos encontramos sintiendo, como ese rayo luminoso que antes salió de entre nuestros ojos, regresa hacia nosotros. Al instante, sentiremos como ese Órgano no solo ha dejado de molestarnos sino que se encuentra extraordinariamente relajado…


Permaneceremos en silencio durante unos instantes, observando como la Rosacruz desaparece de nuestra vista, poco a poco, muy poco a poco…


A continuación sentimos nuestro Órgano restaurado emitiendo rayos de luz rosa, azul y dorados que se esparcen por todas y cada una de las células de nuestro Cuerpo... 


Es la Energía Curativa del Campo Chrístico de la Rosacruz que hemos recibido de los hermanos mayores de la Rosacruz…


Pasado un tiempo prudencial, vamos tomando, de forma progresiva, consciencia de todas las partes de nuestro cuerpo, comenzando por la cabeza..., bajando por la espalda..., pecho... y espalda..., manos..., muslos..., piernas... y pies... 


Abrimos lentamente los ojos y retomamos nuestra vida ordinaria…"


***


Sería importante que grabárais la meditación, con vuestras propias palabras, dejando un breve silencio donde aparecen los puntos suspensivos, para luego escucharlas como una guía en el proceso de neditación. 


Sería importante que realizáramos ésta meditación, una vez a la semana, siempre el mismo día y a la misma hora o siguiendo las instrucciones de vuestro Maestro Instructor.


La Segunda parte de éste Ritual se producirá mientras estáis durmiendo en vuestra cama y es una experiencia que no deberéis rebelar nunca a nadie, al meno, mientras el Proceso Sanador esté en marcha y no haya finalizado. 


Es más que probable que, en un momento determinado, seáis visitado, en sueños, por algunos de los médicos rosacruces con el fin de daros una atención personalizada. 


No debéis de asustaros si sentís que manos invisibles penetran en el interior de vuestro cuerpo dormido y masajean diferentes órganos de vuestro cuerpo, especialmente aquel que, por diagnóstico médico, conocéis que tenéis dañado.


Aralba Pensator Minister, Frater R+C