"Mantén sano tu Corazón y 3"
-El Movimiento y la Química son la clave-
Vimos que dos terribles enemigos amenazan, constantemente, a nuestro Corazón, las penas, desde el punto de vista emocional, y las preocupaciones o apegos desde el mental.
Es hora de que nos ocupemos de las dos graves amenazas, una física y otra química que pueden deteriorar nuestro músculo cardíaco y sumarse así a esos otros dos asesinos que son la tristeza y el apego; la inactividad y el envenenamiento alimentario.
No te extrañes si te contamos que el cuerpo humano no es otra cosa que una máquina biológica que, como todas las máquinas, requiere estar activa y que el combustible que se le proporcione sea lo más puro posible. En el caso de nuestras máquinas, el movimiento es imprescindible para que las piezas se engrasen adecuadamente y no se oxiden.
También es bueno cargar sus depósitos con el mejor carburante posible, limpio de impurezas, con el fin de que no se produzcan atascos y fallos en sus motores. Por cierto, motores que son el equivalente al corazón de los seres vivos, que es de lo que venimos hablando.
Ojo, con esto no os estamos diciendo que a partir de ahora, como no quiere la cosa, se me pongan a correr medios maratones o los cien metros libres y que se nos vuelvan vegetarianos crudívoros.
Del mismo modo que no todas las máquinas requieren el mismo tipo de mantenimiento ni cargar el mismo combustible, así los cuerpos de los seres humanos, no son todos exactamente iguales; pero sí que podemos dar algunos consejos generales.
Hemos hablado de la influencia de las emociones y del pensamiento en nuestros corazones. A nivel físico, esto se divide, como hemos apuntado, en dos partes diferenciadas; pero complementarias. Por un lado, hablamos de un hecho físico, propiamente dicho, el movimiento y por otro uno químico, la alimentación. La concatenación de las facetas física y química es lo que produce la energía que permite movernos e interactuar con otras máquinas biológicas; es decir vivir.
Nuestro Organismo y el Corazón, que es su motor, requiere que exista un determinado movimiento, entre un mínimo y un máximo, para que tanto el motor como el vehículo que lo contiene sean efectivos y no se degrade hasta perder toda su eficiencia; es decir, enfermar y morir. Siendo, en éste caso, los cementerios como centros de desguace, donde los componentes de nuestro Organismo, las células, son recicladas en diferentes compuestos químicos.
Así, andar entre cuatro y seis kilómetros diarios es cosa buena y si ese espacio recorrido se divide en dos partes del día mejor que mejor, pues ello evita que nuestro cuerpo se mantenga estático durante demasiado tiempo seguido. Andar a buen paso, a paso ligero se dice en el ámbito militar, sería lo adecuado para mantener el ritmo cardíaco en un nivel de potencia adecuado.
Muchos prefieren correr en lugar de caminar y, bueno, cada cual es libre de realizar lo que le venga en gana; pero el organismo humano está preparado para mantener una velocidad elevada y desgaste de articulaciones por breves instantes, durante la huida de los depredadores o en el instante de una cacería. Esto quiere decir, no que sea malo el correr; pero si en abusar de ese tipo de práctica deportiva.
Así mismo, con el fin de mantener una musculatura sana es bueno realizar cargas moderadas que pueden realizarse con pesos, máquinas de poleas y bandas elásticas. En éste mismo sentido, podemos aconsejar que no se intente forzar a nuestra máquina más allá de sus límites; pero repetimos, solo se trata de un consejo. Con una carga muy elevada de peso, nuestro corazón, como músculo estriado que es, se puede sobrecargar, agrandarse, y sobrevenir algún tipo de insuficiencia cardíaca que pudiera conducirnos, como en el caso de correr en exceso, a una angina coronaria o a un infarto de miocardio.
Por lo tanto, en el Plano Físico, muévete y no dejes de moverte; pero tampoco te pases. Usa el sentido común y, a pesar de escuchar lo contrario, no conduzcas a tu Organismo a superar sus límites. Mientras se es joven y si no existe alguna anomalía oculta, ese traspasar los límites es posible; pero podría dejar secuelas para cuando se comienza a envejecer y no solo en el corazón sino también en las articulaciones, llevando a la artrosis. Una vez traspasado los cuarenta, si no se ha estado acostumbrado, es mejor abandonar la idea de correr y dedicarnos a realizar largas caminatas.
En cuanto a la parte química, la alimentación es absolutamente fundamental; pero también el intentar evitar substancias que se han demostrado peligrosas e inútiles para nuestro Organismo como el tabaco, las drogas o el alcohol en cualquiera de sus muchas variaciones. En éste sentido, lo mejor es usar el Sentido Común y comprender que no hay nada mejor que ser plenamente consciente, en todo momento, de nuestros pensamientos y acciones.
En el caso de la alimentación; es decir, del combustible que ingerimos para que funcione correctamente nuestro Cuerpo, lo mejor es evitar los alimentos procesados y las grasas saturadas. Limitar la ingestión de carne, como mínimo, a una vez por semana y si es carne roja, ternera o vacuno, una vez al mes. Es preferible la ingesta de carnes de pollo, pavo o lomo de cerdo, en las medidas mencionadas, a la de cordero, ternera, res o carne de caza. También se puede tomar, con moderación, huevos, leche (preferiblemente desnatada) y quesos frescos y poco grasos.
El uso de aceite de oliva y el consumo de pescado azul, rico en Omega 3, debe de primar sobre el uso de mantequillas, margarinas y aceites de semillas, de palma o coco.
No debemos de olvidar una dieta rica en cereales, salvo que se sea alérgico, compuesta de trigo, avena, centeno, arroz o maíz y que debe de ser acompañada de legumbres como las lentejas, los garbanzos o las alubias.
Recordemos que tanto cereales como legumbres son, por sí solas, deficitarias en algunos tipos de los aminoácidos que conforman las proteínas. Es por ello que es mejor tomarlos conjuntamente para compensar esas faltas y así poder suplantar, adecuadamente, la ingestión de proteína animal, especialmente la de las carnes rojas.
No debemos dejar de lado, la importancia que poseen las vitaminas, los minerales, los oligoelementos, el agua y la fibra, en todo el proceso metabólico de nuestro Organismo. Es por ello que es necesario incorporar a nuestra dieta diaria todo tipo de hortalizas, verduras, algas, raíces, tubérculos y frutas, excepto zumos y licuados y, muy importante, de uno y medio a dos litros de agua.
En el procesado diario de los alimentos nunca deberíamos de olvidar tanto el ajo como la cebolla y el limón, dado que son tres de los más potentes medicamentos que nos proporciona la naturaleza. Tampoco debemos de olvidar las especias utilizadas en la "Dieta Mediterránea" como el Tomillo, el Orégano, Comino, Pimienta, Romero, Perejil, Albahaca, Eneldo, Jengibre, Pimentón, Cúrcuma, Cilantro y Laurel. Por otro lado, evitemos la ingesta de sal, de azúcar y de harinas refinadas, prefiriendo las integrales. El pan, del mismo modo, debería de ser integral al ciento por cien, evitando los sucedáneos existentes.
Para concluir digamos como resumen que para mantener sano nuestro Corazón:
A Nivel Emocional, deberíamos de evitar todo aquello que nos produzca sentimientos negativos como la Pena y la Tristeza.
A Nivel Mental, evitaremos cualquier tipo de apegos y preocupaciones.
A Nivel Físico, mantendremos una actividad permanente y adecuada, evitando la inactividad y los sobreesfuerzos inútiles.
A Nivel Químico, procuraremos llevar una alimentación sana y adecuada; pero libre de elementos químicos procesados.
Aralba R+C